AL GRANO
La politización de la pandemia
Ha sido de lo expresado en el título de lo que algunos lectores me han señalado en mensajes de Twitter porque en mi artículo de la semana pasada expresé mi opinión en el sentido de que las izquierdas favorecen, en general, la continuación del confinamiento y que esto, paradójicamente, daña a los trabajadores.
' La ideología que cada persona tenga influye en sus apreciaciones de las realidades que la rodean.
Eduardo Mayora
Creo que esos señalamientos se deben a que se confunden las nociones de “actividad política” con “enfoque ideológico”. Así, por ejemplo, Prensa Libre (PL) informaba de cómo el alivio financiero estatal a los vendedores informales “está a un paso de ser clientelar” (PL 24/04/20) y de cómo “Criterios políticos comprometen programa de ayuda” (PL 24/04/20). Cosas como esas, creo yo, sí podrían tildarse de “politizar la pandemia”.
Yo he opinado algo diferente. He dicho que enfocar la suspensión de actividades a través de la lente ideológica de las izquierdas introduce la paradoja que menciono arriba. Así, este diario también nos ha informado de que “Van tres mil 782 solicitudes de suspensión” (PL 24/04/20), de cómo “Decenas van a la vía pública ante necesidad” (PL 26/04/20) y de cómo el “Miedo al contagio provoca rechazo a verduras y frutas” cultivadas por campesinos de Patzicía (PL 25/04/20). Esto es, salarios suspensos para miles de trabajadores, privaciones para sus familias y pérdidas para pequeños campesinos.
Pero las ayudas estatales no llegan todavía. Este matutino traía a nuestra atención, por ejemplo, que el “País tiene fondos pero necesita acelerar la ejecución del gasto” (PL 28/04/20) y de cómo la financiación para las pymes tampoco llega porque no se ha reglamentado el otorgamiento de los préstamos por el CHN y el Minfin (PL 23/04/30).
Sobre el problema del distanciamiento físico o social, como un óbice para levantar la suspensión de actividades, creo que tampoco se ha tomado en consideración que, para empezar, una buena parte de la actividad productiva sigue en marcha legalmente, sujeto a la condición de que se tomen las medidas oportunas, incluyendo esta (PL 24/04/20). Me pregunto ¿cómo es posible que sea este un riesgo tan alto para que se reactive la otra parte de la economía nacional, si los contagios existentes no han provenido de la actividad productiva que sigue en marcha? Por supuesto, deben seguir tomándose las medidas idóneas para que así sigan las cosas.
El problema del transporte colectivo es, indiscutiblemente, un reto muy complicado. Pero no es imposible. La necesidad de sustentar la economía familiar obliga a muchas personas a viajar, en contacto físico con otros, en picops, en microbuses o en pequeños taxis. También está el caso de la “Madre e hijas que caminan 5 km a diario para vender comida”, ante la ausencia de transporte público (PL 24/04/20). Pero se han planteado algunas posibles soluciones: horarios diferentes para actividades diferentes (obligatoriamente), mantener el teletrabajo siempre que sea posible, habilitar otros medios complementarios de transporte colectivo.
Por último, según parece, se han aprendido algunas lecciones. En un reportaje de PL del pasado domingo se hacía una síntesis de la clave del éxito de tres países, a saber: Taiwán, Alemania y Corea del Sur. Entre medidas como el “sistema de pruebas escalonado y el rastreo”, “test masivos”, “pruebas y aislamiento” e “identificar rápidamente contactos adicionales”, han logrado ir superando las circunstancias. Sus economías nunca se detuvieron o están regresando a la normalidad. En esa misma edición se da cuenta de que tres de los países que más han sufrido, Italia, España y Francia, también están en proceso de reiniciar su vida productiva.