LA BUENA NOTICIA
La Santa Misión Popular ha comenzado
San Mateo, en el evangelio de este domingo (4,12-23), describe la inauguración de la Santa Misión Popular de Jesús, lanzada desde la periferia, en Cafarnaúm, cruce de pueblos y culturas. La convocatoria es de alcance global, va dirigida a todo ser humano, invitándole a emprender un nuevo estilo de vida. Esto implica un cambio de rumbo para la existencia de cada persona y de la sociedad, situándose en la perspectiva del reino, como la mejor alternativa para forjar relaciones justas y pacíficas, incluyentes y participativas, abiertas a la trascendencia.
' El corazón de la propuesta programática de Jesús se llama “Reino de Dios”.
Víctor Manuel Ruano P.
Es todo un proyecto de vida, llevado a cabo en equipo y para el pueblo. Por esa razón Jesús llama a sus primeros colaboradores: Pedro y Andrés, Santiago y Juan, que, por tratarse de parejas de hermanos, pretende involucrar a la familia, célula básica de toda sociedad y cultura.
La Santa Misión Popular que está poniendo en marcha Jesús, desde Galilea, lejos de los centros de poder político y económico, militar y religioso de aquella sociedad, se concreta en formar a la gente, por eso “enseñaba en las sinagogas”, para que derrumbaran sus esquemas mentales de una falsa imagen de Dios, de una influencia perniciosa de las elites dominantes, de un conformismo alienante que no los dejaba levantarse y vivir dignamente.
La presencia de Jesús, por eso la misión es “Santa”, llevaba un mensaje profético de anuncio de “la Buena Nueva del Reino de Dios”, que es el gran proyecto de Dios para un mundo nuevo y mejor, donde la verdad y la justicia se encuentran, “la vida sabrosa” es una realidad, el desarrollo integral alcanza a todos y la paz firme y duradera se va logrando día a día entre las familias, los pueblos y las naciones.
La misión que promueve es “Popular”, no populista. Va dirigida a las multitudes empobrecidas para que descubran su dignidad de hijos de Dios y hermanos de los demás. Es portadora de esperanza, abre a la trascendencia y estimula formas nuevas para vivir en sociedades solidarias y fraternas, justas y en paz. Se concreta en curar la vida de la gente que sufre toda clase de enfermedades y dolencias físicas, mentales y espirituales.
El corazón de la propuesta programática de Jesús se llama “Reino de Dios”, como la gran utopía que mantuvo viva la esperanza en el pueblo donde se escribió la Biblia y deberá despertar la resistencia pacífica y la dignidad de los pueblos, como el guatemalteco, que sobreviven en contextos de exclusión y empobrecimiento y con regímenes corruptos y dictatoriales, para no dejarse robar la esperanza.
Por eso el Reino de Dios es un tiempo generador de esperanza activa y de anhelos de transformación para gestar la nueva sociedad en países donde la corrupción e impunidad campean, como es el caso de Guatemala, con sus pueblos que “caminan en tinieblas” y su gente vive “en tierras de sombra”, por las condiciones de pobreza y exclusión, de injusticia y violencia, de violación de los derechos humanos, pero les llega “una gran luz”, que es el Reino que los levanta, libera y les da la alegría de vivir.
Simplificando mucho podríamos decir que “reino de Dios” es lo que ocurre cuando mujeres, hombres y pueblos tienen como único Señor de su vida y de sus pasos a Dios: amor incondicional que quiere la vida en plenitud para todos.
Esta visión de Dios es clave, frente a la situación trágica que vive el país, solo si asumimos el llamado de Jesús: “Conviértanse”. Es el gran momento de la conversión, abriéndose al Reino de Dios. No podemos quedarnos envueltos en las tinieblas de un régimen inhumano y perverso, sino levantarnos y resistir con esperanza.