DESDE GINEBRA
Las cuencas compartidas en nuestras montañas
En seguimiento al artículo titulado El mundo se seca, me pareció adecuado comentar sobre las cuencas compartidas en nuestras fronteras, que son aquellas cuencas que acopian agua que alimentan a los ríos. Según expertos en la materia, una cuenca hidrográfica es un territorio continental drenado por un sistema de drenaje natural, es decir que sus aguas se canalizan a través de un río, aunque también se conoce como cuenca a un término derivado del latín “concha”, que se puede mencionar para distintas cuestiones. Algunas cuencas hídricas pueden ser tan pequeñas como para que una población reducida o con pocos usuarios aprovechen los recursos contenidos para satisfacer sus necesidades vitales.
' Centroamérica tiene 23 cuencas compartidas, que cubren cerca de un 37% del territorio.
Eduardo Sperisen-Yurt
No obstante, por su carácter físico natural, las cuencas compartidas contienen territorios esenciales para el desarrollo económico, social y natural de los países. La característica fundamental de las cuencas hídricas es que son por naturaleza territorios de convergencia de las aguas y, por extensión, de los intereses y de la dinámica social y económica.
En el planeta hay alrededor de 263 cuencas compartidas entre dos o más países. Centroamérica tiene 23 cuencas compartidas que cubren cerca de un 37% del territorio. Entre ellas tenemos el privilegio de contar en nuestro país con cuencas compartidas entre México, Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, debido a su ubicación geográfica. Estas cuencas incluyen ríos, lagos y otros cuerpos de agua que son vitales para la vida de las comunidades cercanas a la zona.
De acuerdo con el mapa de Guatemala, encontramos las principales cuencas transfronterizas, siendo estas las siguientes: Cuenca Coatán, México-Guatemala, formada por el río Suchiate, que nace en Guatemala; la Cuenca Grijalva, México-Guatemala, formada por dos ríos de Guatemala que confluyen en el río Grijalva, ambos nacen en Guatemala; la Cuenca Usumacinta, México-Guatemala, formada por el río Usumacinta, que nace en Guatemala; la Cuenca Candelaria, México-Guatemala, formada por el río Candelaria, que nace en el norte del Petén; la Cuenca Hondo, México-Guatemala-Belice, formada por el río Hondo, que nace en Guatemala; la Cuenca Sarstún, Belice-Guatemala, formada por el río Sarstún, que nace en Guatemala; la Cuenca Lempa, Guatemala-El Salvador, formada por el río Lempa, que nace detrás del Templo de Esquipulas; la Cuenca Paz, Guatemala-El Salvador, formada por el río Paz, que nace en Guatemala, y el río Motagua, que en el último tramo lo comparten Guatemala-Honduras. Todas estas cuencas son importantes corredores biológicos que albergan una variedad de especies de animales y vegetales. Pero, sobre todo, son vitales para la agricultura y, en general, para la vida de las comunidades adyacentes del área.
En resumen, las cuencas compartidas de Guatemala con nuestros hermanos vecinos son una parte vital de la región fronteriza entre estos países. Estas cuencas proporcionan agua para la vida de las comunidades que habitan en estas áreas. Es importante que estos países trabajen juntos para proteger estas cuencas y garanticen su sustentabilidad a largo plazo.
Sin embargo, también existe la problemática de deforestación, contaminación, cantidad de agua y ambiental en general, por lo que es importante abordar esta urgente problemática, como también realizar una delimitación de cuencas compartidas que requiere necesariamente la cooperación entre los Estados involucrados.
Esas condiciones nos recuerdan las sabias palabras de Kofi Annan, ex secretario general de las Naciones Unidas, en ocasión del Día Mundial del Agua en el 2002, que dijo, los problemas hídricos mundiales no tienen que ser solamente causa de tensiones, sino también catalizadores para la cooperación. Si trabajamos juntos, la seguridad y sostenibilidad del agua pueden ser nuestras.