DE MIS NOTAS

Las elecciones “ar camin…”

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La batalla electoral comenzó desde hace unas semanas con las postulaciones de los partidos políticos con sus candidatos a alcaldes, diputados, a la Presidencia y Vicepresidencia. Son tantos que nadie sabe a ciencia cierta quiénes son ni qué pretenden. Algunos se aventuran a señalar que la motivación central para ser inscritos es tener a disposición las cuotas dinerarias que la Ley Electoral y de Partidos Políticos otorga a cada partido legalmente establecido, para pagar la propaganda de sus respectivas organizaciones políticas, aún a sabiendas de que no van a llegar a ningún lado. No es nada despreciable la suma de 3 millones de quetzales, cuota que todos los partidos políticos —indiferente al peso político, antigüedad o número de inscritos que tengan— gozarán por estar inscritos ante el TSE como organizaciones políticas.

' Ahora sabemos por qué hay 29 partidos inscritos, listos para recibir plata, inmunidad y tarima.

Alfred Kaltschmitt

Otro posible incentivo es gozar de inmunidad durante un año completo. Una inmunidad que, al tenor del artículo 127 de la ley Electoral y de Partidos Políticos establece: “Desde el momento de su inscripción, los candidatos presidenciales y vicepresidenciales no podrán ser detenidos o procesados, salvo que la Corte Suprema de Justicia declare que ha lugar a formación de causa en su contra. Tampoco podrán serlo los candidatos para diputados o alcaldes, salvo que la sala correspondiente de la Corte de Apelaciones haga igual declaratoria. Se exceptúa el caso de flagrante delito, en el que podrán ser detenidos los candidatos, pero puestos inmediatamente a disposición del tribunal que corresponda, para los efectos consiguientes”. Algún mal pensado elucubrará que esto favorece a los narcopolíticos y anexos.

Continuarán las mismas críticas de siempre, porque las inconstitucionalidades abundan y los efectos en las elecciones pasadas aún siguen impidiendo el libre intercambio de opiniones y emisión de pensamiento. Nadie está libre de ser procesado por “campaña adelantada”, porque la ley en su artículo 95 bis, de la LEPP, simplemente deja un boquete abierto que abre una ventana de discrecionalidad apabullante.

Al final, los que respetaron la ley y cumplieron al pie de la letra lo establecido, quedan en total desventaja ante los que, sin ningún temor, se dieron a conocer por todos los medios posibles, contando cuentos, hablando y prometiendo burradas; o simplemente, haciéndose notar con cualquier acción que impacte, desde vestirse de Batman a salir en Tik-Tok como actor novelesco. Eso no es “hacerse imagen” —dicen. Y así, en ese vacío cósmico comunicacional deambula quien quiera estar en las tablas zoo-políticas sin temor de represalias legales.

Además de lo anterior, tras bambalinas, en las redes se producen todo tipo de bots, nombres falsos, avatares y demás trucos, para guardar la identidad de sus promotores. Toda una bazofia chismográfica conocida en la jerga de redes como “campaña de contraste”, la cual consiste en atacar al contrincante por cualesquiera medios comunicacionales posibles, utilizando los clásicos memes, rumorología, videos falsos, etc.

Indiferente a estas basuras que forman parte del mundillo zoo-político, en no pocas ocasiones hemos hablado que la música de la democracia en los tiempos electorales es donde más debe sonar. Los candidatos deben tener el derecho de expresar sus planes políticos; sus pensamientos ideológicos; sus programas de gobierno; en total libertad y sin ningún impedimento. Nada de esto se puede hacer. Salvo a puerta cerrada y susurrando, como si lo que estuviesen haciendo fuese una confabulación negra. Menuda democracia…

Ahora se avecina la cacofonía demagógica de todos esos “candidotes…” prometiendo el cielo y la tierra; la eliminación de la pobreza y la generación de riqueza por decreto.

Voten por mí…

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