IDEAS

¿Llegará la tecnología a El Salvador?

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció la semana pasada que enviaría a la Asamblea Legislativa un proyecto de ley para eliminar todos los impuestos sobre las innovaciones tecnológicas para permitir el desarrollo de empresas de inteligencia artificial (IA) en el país. Esta me parece una decisión muy astuta de Bukele para atraer inversiones al país. La pregunta del millón es ¿cuántas empresas de tecnología se animarán a dar el salto? Según Bukele, se refiere a todos los impuestos, y hasta los enumeró: sobre la renta, sobre la propiedad, sobre las ganancias de capital y los aranceles de importación. La medida aplica a empresas que se dediquen a “innovaciones tecnológicas”, así como a las empresas que fabrican hardware de computación y comunicaciones.

' Se eliminarán todos los impuestos: sobre la renta, sobre la propiedad, sobre las ganancias de capital y los aranceles de importación.

Jorge Jacobs

En principio me parece una muy buena decisión de Bukele. A pesar de lo que argumentan todos los adoradores del Estado, los impuestos siempre son un costo para la operación de las empresas, y mientras menores sean los costos, mejor. Muchas empresas del criptoverso han mostrado interés de establecer oficinas en el vecino país. Las empresas de tecnología más “tradicionales” no han sido tan efusivas con el anuncio.

Pero del dicho al hecho hay un gran trecho. Para principiar, todavía hay que esperar que Bukele mande la ley a la Asamblea y ver qué realmente dice. El paso por la Asamblea es un simple trámite, debido a que el partido de Bukele tiene mayoría calificada. Luego de ello, hay que esperar su implementación. Hasta en ese momento podremos ver quién realmente tiene intenciones de mudarse a El Salvador y quién no. Por supuesto que el tema impositivo no es el único factor a analizar para tomar una decisión de inversión, aunque sí es uno de los más importantes. Entre los otros factores a considerar, uno de los más cruciales es el cariz autocrático que está tomando la administración Bukele. Ello hace que las inversiones dependan por completo de las decisiones que tome la administración, y más específicamente, Bukele. El riesgo de que inversiones de decenas o centenas de millones de dólares dependan totalmente de las decisiones de una persona, que además no tiene ningún contrapeso en todos los organismos del Estado —ni fuera de ellos—, puede llegar a ser excesivamente alto.

El mejor ejemplo de este riesgo es Nicaragua. Muchas empresas se dejaron llevar por la supuesta “cercanía” del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, con los inversionistas, lo que incrementó considerablemente las inversiones. Muy tarde se dieron cuenta del error que cometieron al depender totalmente de las decisiones cada vez más autoritarias del dictador. Cuando este consolidó el poder, les dio una patada y muchos perdieron buena parte de sus inversiones en el país.

Un factor adicional a tomar en cuenta es la cercanía de Bukele con el régimen chino, a la par de su distanciamiento de Estados Unidos. Ello me lleva a pensar que, probablemente, muchas empresas lleguen a El Salvador, pero en su mayoría serán las que no necesiten hacer fuertes inversiones de capital. Las que deban invertir cientos de millones de dólares para operar difícilmente aceptarán ese nivel de riesgo.

Pero ello no quiere decir que la decisión de Bukele sea mala. Todo lo contrario, es una excelente decisión para atraer inversiones, que los demás países de la región pueden imitar. Ojalá que los próximos gobernantes de Guatemala se animaran a tomar decisiones de ese tipo, ya que tenemos muchas ventajas que se pueden aprovechar para atraer inversiones y no se tienen los inconvenientes que sí se tienen en El Salvador. De hecho, podría ser la puerta que se abra para que inversionistas taiwaneses de alta tecnología decidan establecerse en el país. Este debería ser el tema más importante a tratar con su presidenta, Tsai Ing-Wen, que arriba hoy a Guatemala.

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