MIRAMUNDO

Los Desca y su desprecio en el país

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El siglo XXI es la época de las siglas o acrónimos, es así como a los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales se les conoce como Desca, constituyendo estos parte del catálogo de los Derechos Humanos. La dinámica de interpretación y protección de los Derechos Humanos nos conduce a señalar que no existe un derecho más importante que otro, sino que todos se interpretan y protegen de manera sistémica, unitaria y como un todo.

Los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales en nuestro país están no solo reconocidos por nuestra Constitución, sino también por una serie de Convenciones y compromisos internacionales. En Guatemala, algunos pretenden mantener en el siglo XVIII el nivel de los debates y existen quienes niegan a este tipo de derechos sus calidades como tales; sin embargo, en el planeta están reconocidos y son parte esencial del desarrollo de los pueblos. Decir lo contrario es negar al sol.

La vigencia efectiva dentro de un Estado de los Desca hace viable y real el ejercicio de los derechos humanos individuales, como lo son la libertad, la propiedad y la igualdad. Los Desca descansan en acciones por parte del Estado en donde se exige a los gobiernos la ubicación de recursos financieros, humanos y materiales para hacerlos efectivos; por eso se dice que tienen carácter programático. Nuestro sistema constitucional reconoce como Desca (enumerando solo los nombres de las secciones respectivas) los siguientes: familia, cultura, comunidades indígenas, educación, deporte, salud, seguridad y asistencia social y trabajo.

' La vigencia efectiva dentro de un Estado de los Desca hace viable y real el ejercicio de los derechos humanos individuales.

Alejandro Balsells Conde

El Estado, frente a los derechos de libertad, igualdad y propiedad, se abstiene de intervenir porque representan una esfera individual inviolable frente a los poderes, -con respecto a los Desca, el Estado debe intervenir de forma activa al estar obligado a garantizarlos. Los países desarrollados son aquellos que alcanzan satisfacer sus derechos individuales y sus Desca de forma simultánea; por ejemplo, nadie duda que en Noruega, Canadá, Estados Unidos, Francia, Finlandia, Australia, Japón y Países Bajos, por citar algunos, su población es libre y tiene acceso a la propiedad garantizándose a la vez educación, salud, deporte y trabajo en condiciones dignas.

Cuba, con su sistema, demuestra que tiene grandes alcances en salud, deporte y educación apantallando a buena parte de los países latinoamericanos, pero al negarse por el régimen libertades fundamentales la ecuación no cuadra. Nuestro país y el manejo de la pandemia lo deja evidente: muestra por parte de las autoridades un desprecio absoluto, constante y recurrente hacia los Desca. El sistema de salud, en vez de ser progresivo, es regresivo; la educación pública está abandonada; en lo laboral se emiten reglas dispersas y sin sentido en contra a los intereses de trabajadores y patronos, sabiendo que el salario mínimo solo existe en documentos; hace deporte el que puede; las comunidades indígenas son despreciadas y discriminadas y si queremos hablar del ambiente, una visita a Amatitlán nos ilustra cómo estamos.

Por esta realidad montamos aviones para buscar una vacuna que no llega. El sistema de salud ha sido solo buen pretexto para construir nuevos millonarios y asusta a cualquiera. Los Desca son compensadores sociales y su cumplimiento hacen viables los derechos de libertad, igualdad y propiedad. El Estado de Guatemala boicotea sus obligaciones para mantener un sistema excluyente, mercantilista e injusto, basado en parámetros coloniales. Es absurdo identificar a los Desca como de derecha o de izquierda cuando ellos son, en pleno siglo XXI, Derechos Humanos y sin ellos es imposible la vida digna. Si no entendemos esto tan simple seguiremos patinando en nuestro subdesarrollo.

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