CON OTRA MIRADA
Mirador de la Cruz: Parque Bicentenario
Ante el descuido y permisividad del Estado e instituciones responsables de su manejo, la conservación de La Antigua Guatemala se convirtió en afán de los vecinos. Su abandono permitió la especulación del uso y valor del suelo derivados de su protección legal y desechó su vocación habitacional, cultural y turística. Hoy, la caricaturización de la arquitectura tradicional la está transformando en un parque temático de ciudad estilo colonial.
Particular atención merecen los cerros Manchén y Candelaria, en donde están el Mirador de la Cruz y la Plaza Santiago Apóstol, importantes sitios a visitar.
La Asociación Cerro de la Cruz, creada el 30Nov2001, tuvo el objeto de desarrollar proyectos de protección, rescate, conservación y desarrollo, tendentes a fundar un parque ecológico; se elaboraron planos topográficos indispensables para tal fin. La investigación en el registro de la propiedad determinó que una de las fincas no se había registrado desde su traspaso a la municipalidad en 1935. Por tratarse de un Parque Municipal, el 13En2005 quedó integrado el Consejo Administrativo con miembros de la Municipalidad y la Asociación. A solicitud del Comité de Autogestión Turística de Sacatepéquez, el Instituto de Turismo aportó Q100,000 para la construcción de guardianía, boletería y servicios sanitarios, que fueron inaugurados en octubre 2006.
' Tratar tan importante recurso natural solo en función del uso turístico indica una pobre visión del conjunto.
José María Magaña Juárez
Como suele suceder, por intereses de otros alcaldes, ajenos al bien común, ese Consejo Administrativo fue desintegrado. Sin embargo, los vecinos han persistido contracorriente, por lo que, ante la prioridad de su protección ambiental como zona de recarga hídrica y vocación recreativa, lograron, en Dic2019, materializar la declaratoria municipal como Área Protegida. Como tal, está contemplada en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de 2019.
Además de la protección ambiental, es indispensable contar con una normativa para la construcción que incluya la aldea El Hato, en donde, de manera vertiginosa, se levantan casas a costa de talar árboles para lograr vistas panorámicas; asunto que compete al POT. El objetivo de los vecinos es inscribir la propiedad en el Consejo Nacional de Áreas Protegidas como Parque Regional Municipal y formular un Plan Maestro de las 85 manzanas, que defina su uso y proyectos adecuados.
La afrenta más reciente es el Parque Bicentenario, propuesta que en otras ciudades fue rechazada por innecesaria. En La Antigua Guatemala, en cambio, fue bien recibida sin considerar lo absurdo del proyecto, que no tomó en cuenta que el parque está en un bosque, pero, sobre todo, que se trata de una ciudad incluida en la lista de patrimonio mundial de Unesco por su valor excepcional. Valor que, proyectado al área intervenida, se pierde ante la inmisericorde alteración a la topografía, bastedad de superficies sólidas, encaminamientos toscos y demás infraestructura inconsecuente con lo que se entiende por un parque natural. Burda intervención que solo se justifica por el presupuesto asignado que debe ser gastado con el pretexto de la tardía celebración del Bicentenario de la Independencia, cuyo sustento histórico es tan endeble como la propia gesta de 1821.
Tratar tan importante recurso natural, solo en función del uso turístico del Mirador de la Cruz y la Plaza Santiago Apóstol, indica una pobre visión del conjunto. Deja de lado el alto porcentaje de ese rico territorio, merecedor de un proyecto de conservación de áreas verdes que garantice los servicios ambientales indispensables: agua, aire puro, manejo de basura y gestión de riesgo; argumentos necesarios para ofrecer una mejor calidad de vida a la población, en un espacio en donde el turismo sea una actividad más.