CIVITAS

¿Politikos o idiotikos?

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El lenguaje está cargado de emociones, percepciones, verdades y poder. Las palabras que hoy utilizamos atravesaron un largo camino para que las empleemos de diferentes formas. Algunas son viejas, otras más nuevas o se originaron en rincones lejanos del mundo. Sin importar qué, podemos aprender mucho de las palabras al ver cómo han evolucionado. El español, al ser una lengua romance, proviene en su mayoría del latín. Sin embargo, hay otro porcentaje pequeño de nuestro léxico que tiene otros orígenes, como árabe o griego. En esta ocasión nos enfocaremos en dos palabras provenientes del griego que siguen vivas en nuestro vocabulario: politikos o políticos e idiotikos o idiotas.

La palabra política viene del griego polis, que significa ciudad, y alude a las ciudades de la Antigua Grecia. Por lo mismo, politikos se refería a los ciudadanos que se interesaban por el bienestar de las polis y participaban en los asuntos públicos y de gobierno. Por el otro lado, idiotikos viene del griego idiotes, personas comunes que no participaban de los asuntos de las polis, más bien se enfocaban en sus asuntos personales. Como resultado de la época, estas dos categorías de ciudadanos se contrastaban, pues recordemos que en la Antigüedad la participación política era vista como la actividad más elevada de la cual podían formar parte los individuos.

Las connotaciones de ambas palabras han evolucionado, una más que otra. Politikos continúa refiriéndose a quienes se dedican a la política o al gobierno del Estado, pero ha perdido ese componente de civismo que alguna vez tuvo. Mientras que idiotikos ha tenido un recorrido más largo y comúnmente se emplea para describir, en un tono ofensivo, la ignorancia de alguien.

Ahora bien, apegándonos a las definiciones antiguas, pareciera que en la actualidad los politikos y los idiotikos han cambiado de roles. Muchos presidentes, diputados, ministros, jueces y el resto de los funcionarios públicos que les siguen continúan una tendencia de llegar a esos puestos con el objetivo de enriquecerse o amasar poder, pero no de servir ni de ocuparse verdaderamente de los asuntos públicos. La mayoría vela por sus propios intereses como si no tuviera un trabajo que cumplir. Nos gobiernan idiotikos y no verdaderos politikos.

' Si el objetivo fuera gobernar el país, diría que estamos frente a un verdadero político con sustancia, profundidad y vocación.

Christa Walters

Estando a pocos meses de iniciar el proceso electoral 2023, que culmina con la elección de quienes nos van a representar por los próximos cuatro años, surge la duda de si vamos a elegir politikos o a puros idiotikos que aspiran usar y abusar del aparato estatal.

Entre la oferta electoral que se posiciona en estos meses parece haber más de lo mismo. Individuos que llevan años con un objetivo en mente: llegar al poder para beneficiarse personalmente de este. En contraposición, si el objetivo fuera gobernar el país, diría que estamos frente a un verdadero político con sustancia, profundidad y vocación. Sin embargo, el panorama actual hace muy difícil identificarlos. Probablemente haya unos cuantos, pero el resto deja mucho que desear.

Empero, esta situación no significa quedarnos desesperanzados o con los brazos cruzados, sino decidir si nosotros mismos, a pesar de las actitudes de otros, queremos ser como los idiotikos o podemos ser ciudadanos comprometidos y activos, o quién sabe, llegar a ser politikos algún día. Empezando hoy podemos decidir el papel que queremos tomar como guatemaltecos, prepararnos para la decisión que tomaremos el próximo año en las elecciones y así evitar llevar a más idiotikos al poder.

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