IMAGEN ES PERCEPCIÓN
¿Por qué debe ser recordado hoy el Holocausto?
Rechazando toda negación del Holocausto, como acontecimiento histórico, hoy se conmemora su recordación. Fue precisamente en este día, hace 78 años, que el ejército soviético liberó a los detenidos en el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau, Polonia, en la mañana del 27 de enero de 1945. El objetivo de esta evocación es repudiar el genocidio y el asesinato de seis millones de judíos y otras personas vulnerables que fueron víctimas de uno de los acontecimientos centrales más graves de la II Guerra Mundial, y de todo el siglo XX.
' La Shoah nos ha enseñado a comprender la importancia de aceptar que todas las personas son iguales, independientemente del color de la piel o la religión.
Brenda Sanchinelli
Estas deleznables acciones posteriormente tendrían consecuencias directas en el establecimiento del Estado de Israel. Es de suma importancia mencionar que estos hechos propiciaron la necesidad de promover la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y desde entonces el mundo no fue igual. La trascendencia de recordar este acontecimiento es velar por que las nuevas generaciones conozcan esa parte de la historia y aplicar las lecciones del Holocausto al mundo actual.
Estas lecciones universales son atrocidades que no podemos relegar al pasado y olvidar, sino, por el contrario, hacer cuanto se pueda para que todos los pueblos gocen de la protección de los derechos por los cuales luchan las Naciones Unidas, que justamente nacieron por esos horrores, con el fin de salvaguardar internacionalmente el respeto de los derechos humanos de los ciudadanos del mundo, sin distinción alguna por raza, sexo, idioma o religión, constituyéndose en uno de los mandatos fundamentales de su Carta.
El Holocausto fue la persecución y asesinato sistemático, organizado y auspiciado por el régimen nazi. El argumento para el exterminio era eliminar a las razas consideradas “inferiores” —judíos y algunas otras minorías como gitanos, eslavos, discapacitados, grupos perseguidos por motivos políticos, religiosos o ideológicos—. Por esta razón debían ser “aniquilados”.
Cuando recordamos a las víctimas denigradas y deshumanizadas debemos entenderlo, no como unas frías estadísticas numéricas, sino como la identidad de cada una de ellas, con nombre, apellido, historia, alma y sentimientos. Todo originado por una mente enferma “que se sentía superior”, que por envidia incitó al odio, la intolerancia y el racismo.
La indiferencia ante cualquier hecho de este tipo siempre implica culpabilidad por omisión, porque el que ve el mal a su alrededor y es indiferente, aunque no participe en forma directa se hace cómplice y genera un acuerdo tácito. Siempre habrá en el mundo personas débiles y otras fuertes y poderosas, pero la prueba de una sociedad justa y avanzada será proteger a los más vulnerables.
Es nuestra responsabilidad como ciudadanos del mundo dar a quienes no tienen voz la oportunidad de expresarse y fortalecerlos, ayudando y protegiendo a los más débiles —niños, minusválidos, pobres, refugiados, ancianos y mujeres víctimas de violencia—.
Aunque las conmemoraciones y los memoriales estarán presentes este día en todo el mundo, hoy, casi 80 años después del Holocausto, todavía es necesario no bajar la guardia contra aquellos que hacen distinciones étnicas, raciales y religiosas. Sin ir muy lejos, vemos hoy lo que está ocurriendo en Ucrania, en China, incluso en Estados Unidos, donde constantemente hay ataques por motivos raciales o religiosos, algo intolerable a estas alturas. Esto, aun cuando la Shoah nos debió haber enseñado a comprender la importancia de aceptar que todas las personas son iguales, independientemente del color de la piel o la religión. Debiendo respetar los pensamientos de los demás, incluso si no se comparten.