POR LA LIBERTAD
¿Por qué somos pobres?
¿Por qué somos pobres? Esta y otras preguntas se las formuló el Dr. Manuel F. Ayau cuando regresó de Estados Unidos, de estudiar, a vivir y trabajar en Guatemala. De esta cuenta fundó, con unos amigos, el CEES (Centro de Estudios Económico-Sociales) en 1958, y de ahí surgió la UFM (Universidad Francisco Marroquín), en 1971. Este año se celebran 50 años de la UFM, “la casa de la libertad”.
' La pobreza disminuirá solo creando más oportunidades gracias a mayores niveles de inversión y crecimiento económico.
Ramón Parellada Cuadrado
La pregunta era muy importante y sigue siendo tan válida como antes. ¿Por qué somos pobres? O visto de otras maneras, ¿por qué no somos más ricos?, ¿por qué hay tanta diferencia entre Guatemala y Estados Unidos, por ejemplo?, ¿por qué no se encuentran buenas oportunidades de mejora de nivel de vida en Guatemala? Hacernos estas preguntas es el primer paso para poder entender cuál es el problema que enfrentamos, el de la pobreza, o sea falta de riqueza y de oportunidades para mejorar nuestro nivel de vida.
¿Cómo podemos mejorar nuestro nivel de vida? O sea, ¿cómo podemos ser más ricos o menos pobres? Sencillo, no tenemos que descubrir nada nuevo para lograrlo, tenemos que seguir el ejemplo de lo que hicieron los países más ricos y desarrollados para lograrlo y aplicarlo. A la vez tenemos que alejarnos de aquellas cosas que empobrecieron más a los países y los han mantenido miserables durante tantos años. No es ideológico entender que los países que se acercaron más al capitalismo son los que más rápidamente progresaron y que sus habitantes son los que alcanzaron más rápidamente un mejor nivel de vida. Por el contrario, los que adoptaron el comunismo o se volvieron más socialistas son los que menos desarrollo económico y bienestar para sus ciudadanos han tenido. Esto es una cuestión eminentemente práctica.
El camino para progresar pasa por adoptar lo que esos países hicieron cuando progresaron rápidamente. No lo que están haciendo hoy en día que ya son más ricos. Justamente, adoptar esas medidas son además las más éticas porque descansan en la libertad y responsabilidad de sus habitantes. Para ello debemos confiar más en el ser humano y esto implica desregular, eliminar tantas licencias y permisos, fortalecer la justicia, eliminar y reducir impuestos y todas las barreras arancelarias, y salirnos de aquellos acuerdos o compromisos que el gobierno de Guatemala ha adquirido pero que no significan ningún bienestar para sus habitantes.
Guatemala ha tenido una tasa anual real de crecimiento económico per cápita del 1% anual, en promedio, durante los últimos 40 años. Esto es una verdadera vergüenza, es una tasa de crecimiento por inercia, a pesar del Gobierno. Es una tasa mediocre. Me molesta cuando los gobernantes se jactan de haber logrado este crecimiento económico porque, de seguir así, tardaremos más de 70 años en sacar apenas al 60% de la población de la pobreza. Y seguro que cuando pasen esos 70 años los niveles de pobreza serán otros.
Guatemala necesita multiplicar sus inversiones de capital; es decir, de máquinas y herramientas que incrementen la productividad. Esto es que se construyan más fábricas y empresas que generen riqueza y oportunidades de mejora de nivel de vida. No veo a los gobernantes que hemos tenido enfocados hacia esto, sino que siguen haciendo lo mismo de siempre. No hay cuestionamientos de si lo que hacemos está bien o mal. No hay entendimiento alguno sobre cómo mejorar el clima de negocios, por ejemplo. Muy bien les caería hacerse la pregunta: ¿Esta medida o política que quiero implementar creará riqueza o nos hará más pobres? Seamos claros, la pobreza disminuirá solo creando más oportunidades gracias a mayores niveles de inversión y crecimiento económico, no gracias a más gobierno.