META HUMANOS

¿Por qué tiene sentido invertir en la niñez?

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La respuesta es muy sencilla: porque nuestro futuro —el de todos— depende de los niños y las niñas y porque el futuro de ellos y ellas lo definimos cada uno de nosotros en el presente.

' Hay una realidad innegable que pasa cada día frente a nuestras narices y es que “el futuro define el presente”.

Claudia Hernández

Conscientes o no, despiertos o anestesiados, hay una realidad innegable que pasa cada día frente a nuestras narices y es que “el futuro define el presente”. Tu día y mi día no inician a la deriva. Inician con una agenda que te ayuda a hacer lo que quieres que suceda. Lo mismo ocurre con tus metas anuales, con tu plan de estudios o con el pago de la hipoteca. Porque lo que sueñas para el futuro, es lo que define lo que haces en tu presente.

Los guatemaltecos con frecuencia decimos “los niños y las niñas son nuestro futuro”, “en ellos esta nuestra esperanza” y es cierto, ¡es muy cierto! Lo que nos falta es coherencia. Es vivir el discurso. Traducir el “anhelo” en una visión compartida y aterrizar esa visión, en programas de protección social integrales, que acompañen a crecer a los niños y las niñas desde su gestación, hasta la primera infancia.

Para quienes tenemos la oportunidad de trabajar con la niñez, la experiencia nos demuestra que cuando un niño o niña cuenta con oportunidades de desarrollo integral, tendrá la base para vivir una vida plena. Sabemos, que como efecto domino, esa plenitud impactará su entorno, generando oportunidades para sí mismo y para otros. Por el contrario, cuando carece de condiciones para desarrollar su cuerpo, su mente y su espíritu, habrá un impacto negativo en su vida, su entorno y en los que vienen detrás.

Si bien en nuestro país, hay cientos de guatemaltecos trabajando por la niñez, aún no hemos logrado avanzar al ritmo necesario para que ningún niño o niña —sobre todo las niñas— se quede rezagado. Cientos de miles de niños y niñas siguen sufriendo de desnutrición crónica, acceso precario a servicios de salud, rezago escolar, maltrato y trabajo infantil.

Ante esta realidad, el reto más urgente que tenemos los guatemaltecos es pasar de la indiferencia a la coherencia. Es inyectarnos el antídoto contra “el que me importa”, para reconocer que cada vida cuenta y poder decirles: Si me importas. Me importa que te nutras, que estés sano y cómo te educas. Me importa porque tú y yo somos interdependientes. Porque hoy eres tú quien necesita de mi apoyo para crecer. Pero mañana, seré yo el que necesitará de ti para construir país. Me importa porque tu futuro en gran medida, depende de lo yo elija hacer en el presente.

Cuando cada uno de nosotros dimensionemos lo que está en juego, el juego cambiará. Empezaremos a destilar del ruido, el caos y la desilusión que nos abruma, la oportunidad única que el bono demográfico nos ofrece en el presente: La posibilidad de transformar el país de forma acelerada, si elegimos enfocamos juntos, en garantizar HOY el desarrollo integral de la niñez.

El futuro de todos está en construcción, lo estamos atrayendo y tejiendo juntos en el presente. Invertir nuestro tiempo, nuestros recursos y nuestro corazón en la niñez, no solo mide nuestra humanidad como país, sino es la acción más importante para garantizar nuestro desarrollo sostenible.

Concluyo compartiendo, lo que con toda claridad me respondió mi hijo de 12 años, cuando le pregunte ¿por qué es importante invertir en los niños y las niñas de Guatemala? “porque cuando los niños tengan más y mejores oportunidades, cada uno de ellos será más feliz, el país estará cada vez mejor y su éxito será más grande y mejor para todos”.

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