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Recordando el ayer de Huehuetenango

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La cronista de Huehuetenango, Amparo Hernández de Aguirre, escribió Recordando el ayer de Huehuetenango. Guatemala, 2018, 216 páginas. A continuación, un resumen del mismo y entre paréntesis el número de página.

' J. Rufino Barrios trasladó la cabecera departamental a Chiantla durante cuatro años y tres meses.

José Molina Calderón

Doña Amparito, como cariñosamente se le conoce, recorre calles y avenidas de la ciudad de la cabecera de Huehuetenango, deteniéndose en cada casa al nombrar quiénes eran los habitantes, esposos y esposas, y en general familias sobresalientes por sus aportes en lo cultural, espiritual y material del pueblo huehueteco (99-105). Esto fue lo primero que me encantó la primera vez que leí el libro.

Los primeros tres capítulos son de carácter histórico, refiriéndose a las primeras ciudades fundadas en Guatemala, los objetivos de los españoles y el traslado de la ciudad de Guatemala (17-20).

El capítulo 4 trata del movimiento con la intención de derrocar al gobierno de Rafael Carrera, el cual fue encabezado por el escritor y poeta Juan Diéguez Olaverri en 1846 (21-22).

El incendio de la ciudad de Huehuetenango es tratado en el capítulo 5. Este acontecimiento se originó porque los insurgentes revolucionarios comandados por Serapio Cruz y respaldados por J. Rufino Barrios acompañados de un batallón de indígenas de San Juan Cotzal y Nebaj intentaban tomar la Villa de Huehuetenango. Los oficiales, milicianos y vecinos defendieron la ciudad, pero los atacantes la rodearon, le prendieron fuego y salieron huyendo. La población contaba con 146 casas y 2,000 habitantes, quemándose 94 casas, equivalentes al 64%; parte del convento y casas cercanas. El hecho lo sitúa el 7 de diciembre de 1869 (23-24).

Un segundo intento de tomar la ciudad poco más adelante por parte de los mismos Cruz y Barrios, en compañía de un batallón de personas de Chiantla, fue repelido por los huehuetecos, en donde salió herido en una pierna J. Rufino Barrios. Este tuvo represalias contra los huehuetecos y cuando llegó a la presidencia mandó a capturar a personalidades del lugar, tanto hombres como mujeres, quienes sufrieron humillaciones. Barrios trasladó la cabecera a Chiantla el 5 de abril de 1881, la cual después de su fallecimiento fue retornada a Huehuetenango el 12 de julio de 1885 (25-27).

Otro acontecimiento de armas ocurrido en Huehuetenango fue provocado por el coronel Vicente Castañeda, quien había sido vicepresidente del coronel Manuel Lisandro Barillas. Castañeda, al perder el cargo, regresó a Chiantla. El día de su cumpleaños el 17 de octubre de 1887 lo visitaron sus amigos en la casa de campo de Los Regadíos, y ya con efectos de licor se levantaron en armas, formando un batallón tomando la plaza de armas de Chiantla y la guarnición, pretendiendo tomar la plaza de armas de la ciudad de Huehuetenango El jefe político era entonces el coronel Joaquín Mont, quien convocó de inmediato a los coroneles Teodoro y Aurelio Recinos, a los capitanes y vecinos. El ataque duró tres horas y luego emprendieron la retirada. El gobierno central mandó a capturar a Castañeda y a sus colaboradores, y fueron sentenciados a muerte y los fusilaron el 30 de octubre de 1887 en Chiantla (28-30).

La reconstrucción de la iglesia parroquial se encuentra en el capítulo 8. El padre Juan Bautista Teherán y los vecinos se organizaron con el propósito de reconstruir el convento y continuar con la reconstrucción de la iglesia. El padre Teherán sufrió quebrantos de salud, se retiró y continuó al frente de la obra el padre Manuel Vicente Castañeda y Muñoz. La iglesia fue terminada el 8 de diciembre de 1874 (30-33).

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