HAGAMOS LA DIFERENCIA
Rezagados en vacunación contra el covid-19
Mientras otros países están vacunando a sus ciudadanos, Guatemala no tiene clara la fecha en que las primeras vacunas ingresarán al país. Al igual que Honduras y Nicaragua, nos encontramos a la espera de que, por misericordia, recibamos la vacuna a través del mecanismo Covax. Este Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra Covid-19 está encabezado por la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (Cepi); la Alianza para las Vacunas (GaviI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mecanismo busca que la adquisición de la vacuna se realice bajo el proceso de “Autorización por emergencia” en el contexto de una emergencia de salud pública. Los países participantes en el mecanismo Covax podían decidir cubrir entre el 10 y el 50% de la población del país. Entendiendo y comprometiéndose a que, a pesar de solicitar dosis para más del 20% de la población, las mismas se recibirán luego de que todos los demás participantes autofinanciados también hayan recibido las dosis en una cantidad suficiente para alcanzar una cobertura del 20% o alcancen la cantidad elegida (si es inferior al 20%). El viernes recién pasado, el G7 acordó financiar con US$4 mil millones adicionales para completar US$7.5 mil millones para programas internacionales contra el covid-19, como el Covax. Sin embargo, del dicho al hecho hay mucho trecho. La realidad es que los países ricos han acaparado las vacunas y están vacunando en forma acelerada a su población. Israel, Estados Unidos, Dinamarca, Serbia están a la cabeza en porcentaje de vacunados sobre la población total. Olvidan que la desigualdad que provocan en la distribución de la vacuna pone en riesgo a todo el planeta, como lo está alertando insistentemente la ONU. El esfuerzo y la distribución deberían ser equitativos.
' Los países ricos están poniendo en riesgo al planeta, al olvidar la equidad en la distribución de la vacuna.
Samuel Reyes Gómez
Es vergonzoso que como nación nos quedemos rezagados en la adquisición y aplicación de la vacuna, observando cómo algunos países vecinos, Costa Rica, Panamá, El Salvador y México, avanzan en su plan de vacunación, sobre todo por ser el nuestro un país en el que el presidente de la República es un médico, y que debiera estar dando el ejemplo en esta materia, teniendo en cuenta, además, que se han aprobado cuantiosas cantidades de dinero para contener esta pandemia. Considero que se están equivocando las prioridades de la Nación. El sector político se debate en mantener impunidad y en aprovecharse de los recursos estatales, en lugar de cumplir lo que ordena la Constitución Política de la República en sus primeros artículos; Artículo 1.- Protección a la Persona. El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común. Artículo 2.- Deberes del Estado. Es deber del Estado garantizarles a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona.
El organismo Ejecutivo se durmió al no contactar en forma directa a laboratorios productores de vacunas para realizar con ellos negociaciones anticipadas, o para ofrecerse como productores para Centroamérica. El organismo Legislativo tampoco ha sido capaz de tramitar la ley de vacunas, al empecinarse en una agenda mediocre, de corto plazo y en donde lo que buscan es mantener sus privilegios, como los intentos recientes de reavivar el transfuguismo y otras leyes en donde solo buscan su conveniencia. Pareciera que ese está abriendo las puertas para que la vacunación sea privada. Pero esta situación saca a luz una vez más la problemática para las adquisiciones emergentes en este país, las trabas burocráticas impiden actuar en forma eficiente y eficaz. Los estragos recientes de los huracanes Eta e Iota siguen sin solucionarse y la esperanza se pierde, pues, aún vemos secuelas de eventos más lejanos en la distancia como Ágatha, Stan y Mitch. Las emergencias deben atenderse, y para ello debe legislarse adecuadamente para actuar y hacer caer el peso de la ley en forma inmisericorde sobre los que se aprovechen.