MIRAMUNDO

Salgamos de la crisis académica

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La revista Forbes Centroamérica publicó el 1 de abril las mejores universidades centroamericanas. En primer lugar está la Universidad de Costa Rica, en segundo la Universidad Tecnológica de Panamá, luego la Universidad Nacional de Costa Rica, en cuarto la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y terminan las cinco posiciones con la Universidad de Panamá. Dos universidades ticas, dos panameñas y una hondureña lideran la academia regional.

' Una tesis al publicarse es de dominio público y cualquiera puede señalar y establecer si existe o no plagio.

Alejandro Balsells Conde

¿Qué representa para el país más poblado de Centroamérica que su academia ni aparezca en los primeros cinco lugares? El presupuesto de la Universidad de San Carlos es suficiente como para exigir excelencia, y 61 años de educación privada, con la proliferación de centros de estudios superiores en los últimos 20 años, nos obliga a exigir mayor rendimiento.

En la actualidad, la máxima autoridad de la Universidad de San Carlos, el Consejo Superior Universitario, es cuestionado al estar integrado, en buena parte, por quienes logran ganar su silla tras procesos electorales opacos y financiamiento anónimo; hasta se han visto alianzas de algunos consejeros con organizaciones ligadas a la represión de los años 80, y por otra parte, las universidades privadas, al tener un Consejo de Enseñanza Privada Superior como órgano competente para velar por su nivel académico y en la práctica encontrar una institución inmóvil frente al mandato constitucional, cosecha un desastroso nivel donde cada universidad hace lo que puede y lo que quiere, y así como hay buena fe y capacidad en algunas, encontramos desastres en otras.

Poco importa si el escándalo de tesis es la de la Fiscal Consuelo Porras, con relación a la Universidad Mariano Gálvez, porque hace un tiempo fue la de Manuel Baldizón relacionada con la Universidad de San Carlos, y escuchamos de estos casos porque son públicos, pero ¿cuántas más tesis estarán tachadas sin respuesta académica seria?

Una tesis al publicarse es de dominio público y cualquiera puede señalar y establecer si existe o no plagio; de lo contrario, la publicación y difusión no tendría objeto. Ahora bien, si ese plagio amerita un proceso penal o civil, será cuestión del titular del derecho de autor o de otros legitimados, pero entender el tema de desarrollo personal científico de un tema, como hasta ahora lo hemos hecho, explica muy bien nuestro subdesarrollo académico. La palabra tesis significa conclusión, proposición que se mantiene con razonamientos; opinión de alguien sobre algo. Lo ideal es que frente a una tesis surjan antítesis para debatir la primera opinión, este es el camino científico. Dejemos que los políticos discutan si Consuelo Porras o Manuel Baldizón plagiaron sus tesis, pero no dejemos que esta discusión de por sí bastante surrealista nos sustraiga del sentido común. Aprendamos del ejemplo alemán. En el 2011, el ministro de Defensa, Karl Theodor zu Guttenberg, de solo 39 años, renunció a su cargo cuando el diario Süddeutsche Zeitung publicó pruebas de plagio en sus tesis doctoral, y nadie dudaba de su alta capacidad ministerial.

Las tesis son opiniones ostentadas por el autor en un momento determinado. Recordemos a Miguel Ángel Asturias, quien luego renegó de la suya. El punto es que la Academia, tanto la pública como la privada, deben luchar por su verdadera autonomía, porque no puede dejar de dar respuestas a los plagios, ya que ello incentiva a los muchachos a “cumplir con un requisito”, premiar la mediocridad y seguir hundiéndonos en donde andamos.

No debo dejar pasar esta oportunidad para mostrar mi solidaridad y admiración con el doctor Rolando Escobar Menaldo, decano de Derecho de la Universidad Rafael Landívar, quien por estar inmerso en lo académico enfrenta el acecho de sectores interesados en hacerle aún más daño al país.

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