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Semana Santa, tiempo para reflexionar
Los ritos de la Semana Santa se han repetido durante siglos conforme a las antiguas tradiciones, compuestas por manifestaciones populares y religiosas como procesiones y actos de espiritualidad. Sin embargo, han ido perdiendo su intensa emotividad y su significado original en los últimos tiempos. Hoy se viven con más desapego que en un pasado no muy lejano, tanto en lo religioso como en las formas de representación.
' En estos días de recogimiento espiritual aprovechemos a reflexionar sobre el sentido de nuestra vida.
Brenda Sanchinelli
Desde que inició la pandemia, hace poco más de un año, muchos hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre nuestra vida espiritual, más allá de una religión, pensar en una relación con Dios. Esta Semana Santa especialmente es muy importante, por los tiempos difíciles que vivimos, y es propicio meditar sobre lo que realmente conmemoramos en estas fechas, ya que muchos simplemente lo desconocen o no les importa. Pero habiendo tenido que pasar por momentos tan duros para el mundo, hoy más que nunca es el tiempo de pensar sobre nuestra vida y la relación con Dios.
Para los judíos que en estos días celebran la Pascua, este tiempo significa la liberación del pueblo hebreo de su cautiverio en Egipto. Para los cristianos es la vida, pasión y resurrección de Cristo. Si hablamos del mundo cristiano, surge un abanico multicolor y polifacético de diferentes denominaciones, vertientes y rituales. Muchas personas, incluyendo a los que se denominan cristianos, desconocen que Jesús dijo que regresaría al mundo en una segunda venida; esta se describe en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Para los antiguos cristianos y para los de hoy, la segunda venida de Jesucristo constituye una parte importantísima de la fe y la doctrina. Los judíos no aceptaron a Jesús como su Mesías, porque ellos esperaban a un hombre guerrero y libertador como el rey David, y no a un humilde carpintero que predicaba paz.
El Antiguo Testamento habla de dos venidas de Nuestro Señor Jesucristo, una como un hombre humilde, sufriente, que debía ofrecer su vida en una cruz, por amor a la humanidad, y de esta manera lavar con su sangre nuestros pecados regalándonos la vida eterna, que es lo que celebramos en Semana Santa. Y la otra como un Dios lleno de gloria, vengador y con la espada de justicia en su mano. Los cristianos estamos esperando el regreso del Salvador que vendrá a reinar en la tierra, para lo cual debemos prepararnos individualmente para recibirlo.
Jesús mismo prometió este retorno y dejó algunas advertencias y señales que anuncian esa segunda venida. Incluso se describen hechos que en aquella época eran inconcebibles, y que solo con la tecnología actual se pueden comprender, explicar y armar ese rompecabezas que hoy encaja perfectamente. Y aunque nadie sabe ni la hora ni el día, los teólogos expertos en escatología aseguran que todas las señales de este glorioso retorno se han cumplido, por lo que el acontecimiento podría ser en cualquier momento. Muchos aseguran que el Apocalipsis bíblico ya empezó. La Biblia describe con detalle este segundo advenimiento y las consecuencias que traerá para el mundo, lo que ocurrirá a los verdaderos creyentes en Cristo, quienes serán arrebatados (el rapto), para ser librados de un gran sufrimiento que le espera al mundo. Dice que habrá dos en el campo, uno será tomado y el otro será dejado, -imagine usted- el caos mundial, confusión y sufrimiento para quienes se quedan. En estos días de recogimiento espiritual es bueno pensar sobre el sentido interpretativo de la pasión y sufrimiento de Cristo, saber que este hecho debe ser el centro de nuestra atención, y que habrá una vida eterna para quienes deseen aceptar este amor que Dios nos brindó a través de su amado hijo Jesucristo.