HAGAMOS LA DIFERENCIA
¿Tendremos presidente o solo figura presidencial en los próximos 4 años?
Los escenarios han cambiado y los comportamientos ya no son los mismos, las redes sociales son ahora el área del convencimiento. La población guatemalteca está dividida y está reaccionando en forma poco previsible para definir su voto en las próximas elecciones generales del país, en la que la elección de presidente es crucial para el futuro de la nación, mientras que las de alcaldes definen el futuro de los municipios. Por otro lado, la clase política ha encontrado en el Congreso el lugar para atrincherarse y buscan cómo asegurar una curul, pues es esta la elección que por el sistema de votación les permite asegurarse un lugar con solo estar en las primeras casillas de las candidaturas de listado nacional y de los distritales, por la forma como se asignan los puestos, que está basado en el correlativo de las posiciones dentro del listado a la hora de inscribirse “repartición proporcional de minorías”. El poder político actual ha realizado y continuará realizando toda clase de argucias para continuar teniendo el control, se ha hablado mucho sobre que el sistema se ha ido preparando para tener una dictadura, y elabora una cuidadosa estrategia que se desmorona y tambalea ante la presencia en el primer lugar de las encuestas de un candidato que hasta hace poco no aparecía en el mapa electoral, lo que ya no se puede esconder, al que buscarán eliminar. Es evidente que una parte del pueblo de Guatemala, la progresista, pese a los fiascos que se ha llevado al elegir “el menos peor” dentro de las opciones, continúa buscando una mejor salida que permita al país tener al final del túnel una luz que le ilumine.
Sin embargo, las reacciones de los candidatos (as) después de la encuesta de Prensa Libre han sido poco meditadas y se ve un evidente cambio de actitud en los (as) presidenciables, que si no son analizados les proporcionará un efecto contrario a lo que están esperando. Por un lado, unos buscan en un desespero tardío acercarse más al pueblo, otros (as) se sienten ganadores y empiezan a comportarse como si ya estuvieran en el poder, y otros preparan las maletas para esperar las siguientes elecciones, esperando ganar popularidad. Mientras tanto aprovecharán para darse un poco de imagen y ganar algún espacio en el próximo gobierno.
' La última encuesta muestra cómo ha cambiado la forma de pensar del guatemalteco, quien está harto de más de lo mismo.
Samuel Reyes Gómez
El pueblo elegirá, y creo que de nuevo pensando en la opción “menos peor”, al esperar que a quien elija, una vez en el poder se empodere y realice acciones positivas para el país. Y aquí surge la realidad de la que poco se ha hablado o se quiere hablar. El verdadero problema es que, al llegar al poder, la persona electa se enfrenta a la disyuntiva de corresponder a sus financistas y al círculo que se le aglutinó alrededor durante la campaña, y luego se verá entre la espada y la pared, al ser coaccionado por grupúsculos con suficiente poder para que haga lo que ellos estarán solicitando, poniéndolo en la encrucijada de: O la paso bien en los próximos cuatro años disfrutando de las mieles del poder, obedeciendo las directrices de estos grupos, o estaré dispuesto a inmolarme por la nación. Seguramente, al no tener principios y valores correctos, optará por lo primero, como lo han hecho los últimos presidentes.
Deberemos estar atentos a lo que ocurrirá en los 40 días que faltan para la elección, y emitir nuestro voto observando las actitudes de los (as) candidatos (as). Si pensamos en alguien fuera de la vieja política, veamos que tenga el carácter para mantenerse firme en lo que promete, esperando que no se deje mangonear como ha ocurrido con los últimos presidentes, porque probablemente quisieron actuar bien, pero al final fueron condicionados… para mantener el statu quo y continuar esquilmando al Estado, esa es la triste historia de este país… grupúsculos detrás del trono, poniendo de rodillas al presidente que llegue. Candidatos, demuestren que serán diferentes, y estoy seguro de que conseguirán los votos para pasar a segunda vuelta.