REGISTRO AKÁSICO
Un mundo de sombras
Decisiones sin información equivalen a errores. Los mentideros se concentran en juicios superfluos donde no se considera ninguna afirmación de fondo. Todo lo dicho son símiles de cocina: no tiene sabor, no logra calentar a la gente o su discurso es frío; también de vivienda: llegó al techo, no hay solidez, carece de salida, etc. Se esquiva enjuiciar una política nefasta de endeudamiento sin sentido. En efecto, el país pagará durante una veintena de años el doble de la tasa normal de deuda de estabilización y ayuda a inversiones sociales. Se han contratado préstamos con bancos multilaterales de apoyo financiero con tasas equivalentes a los préstamos de la banca comercial, sin ninguna finalidad concreta dirigida a la obra pública. Solo sirve para sostener los sueldos del gobierno, con abandono de vías de comunicación: carreteras, puertos y equipamiento urbano.
La justificación es patética. Los favorecidos expresan evasivas: hay otros países peores, aquellos están más hundidos, apenas consiguen equilibrio y otras tantas justificaciones de ese jaez. Se busca bajar la alarma, aduciendo la existencia de un margen para continuar el camino de la perdición. Todo vale. Se deja pasar: falta de renovación legal de la Corte Suprema, magistrados con títulos falsos, juntas monetarias sin completar el quórum debido, diputados requeridos de extradición y negación de los derechos de defensa ante los tribunales. En esta materia se instaura un régimen de ilegalidad: se amenaza con inventar delitos, generar procedimientos judiciales para enervar la renovación del poder Ejecutivo y se agacha la cabeza ante las campañas de mentiras.
Los estanques de pensamiento tienen unos cuantos nenúfares para lucimiento de una única flor, el resto son grandes hojas flotantes que esconden el fondo lleno de lodo y putrefacción. No anuncian nada nuevo, solamente manifiestan corrección política, comparten el pensamiento woke, carecen de perspectivas en competencia. Se especializan para monopolizar un tema asignado por el estado mayor de la confusión.
' La promoción de los discursos superficiales demuele la capacidad de crítica de la ciudadanía.
Antonio Mosquera Aguilar
Hay un designio aciago, en la educación nacional. Como se dice: se inicia en casa. Pero, se desarticuló la agrupación social por la pandemia sin recuperar su sentido de comunidad. La atomización religiosa es un hecho. De nada vale el incremento de la religiosidad si no se apoya en el saber ilustrado de las familias, pues solo expresa superficialidad. No se trata de la superstición del siglo pasado basada en la teúrgia, sino una nueva, sustentada en declaraciones de bendiciones sin profundidad ni significado profundo.
Luego, la quiebra de la escolaridad, con alumnos que apenas saben sumar y restar, no entienden lo leído y carecen de memoria histórica. Saben pasar de programa de juegos a las adivinanzas en los teléfonos inteligentes, conocen canciones mediocres sin armonía y están hipersexualizados. En el país se espera la ola de transexualismo, confusión a los menores de edad sobre su identidad y la promoción para la quiebra de la patria potestad. Los patrocinadores, Hollywood, Disney, etc., lo generalizarán. Y, ¿la formación universitaria? ¿Un año con las puertas cerradas de la monopólica universidad estatal, acaso no es suficiente retrato de la situación? Quien ose referirse al tema será cancelado.
Si nadie ha hablado de los problemas y solo se escucha referir su bondad, honradez, capacidad y sentimientos amorosos, la condena al error es clara. En la cercanía sigue un castigo porque ni siquiera existe la posibilidad de conocer diferentes vías u opciones para resolverlos. Cuando se cierran los ojos no se ve nada.