POR LA LIBERTAD

Un presupuesto keynesiano

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El proyecto de presupuesto para el 2021 seguirá siendo, al igual que los aprobados en años anteriores, uno desbalanceado, con ingresos esperados que apenas cubren un 65.7% de los egresos totales proyectados y un endeudamiento externo enorme para cubrir el resto.

' Todo lo que gasta el Gobierno tiene que salir forzosamente de lo que los individuos ahorran o dejan de consumir.

Ramón Parellada Cuadrado

Estamos viendo un presupuesto al más puro estilo keynesiano, donde lo importante es gastar, no importa dónde ni cómo. Y si no hay recursos tributarios, pues recurramos a deuda, al fin y al cabo nos la debemos a nosotros mismos. Esta mentalidad keynesiana traerá consecuencias graves para las economías de cada país. Todo lo que gasta el Gobierno tiene que salir forzosamente de lo que los individuos ahorran o dejan de consumir. El gobierno de Guatemala justifica este enorme gasto indicando que va a realizar inversiones que nos sacarán de la pobreza. Nada más alejado de la realidad.

En el presupuesto para el 2021, el servicio de la deuda pública representa el 16.3% del total. Pero visto sobre ingresos tributarios, esta deuda representa el 26.4% de los mismos. Es decir, por cada quetzal de impuestos el Gobierno dedica 26.4 centavos de quetzal para el pago de intereses y amortización de deuda. ¡Una barbaridad! No hay rendimiento de cuentas. No hay responsabilidad fiscal. Los diputados deberían aprovechar la revisión del proyecto de presupuesto para ponerle un techo a la deuda pública.

Mucha gente ha caído en el engaño de que las inversiones que hace el Gobierno son necesarias y que nos sacarán de la pobreza. La inversión debe pasar por un proceso de evaluación de cada proyecto. Esta inversión debe tomar en cuenta también lo que significaría que el dinero quede en manos de los que los producen. Es obvio que al quitarle el dinero que los ciudadanos producen, el crecimiento económico se hará más lento porque ese dinero lo invierten donde más produce. En cambio, en manos del Gobierno lleva un proceso de gastos, ineficiencias, corrupción y tortuguismo antes que vuelva a estar a disposición de los ciudadanos en algún megaproyecto. Si los proyectos son tan rentables y buenos, ¿Por qué no los hacen empresas o inversionistas privados? ¿Qué hay que hacer para atraer esos capitales extranjeros?

Los gobiernos tienen una función primordial, que es la de proveer seguridad y justicia a sus ciudadanos. ¿Tiene idea Ud. de cuánto se dedica a ello en el presupuesto propuesto para el 2021? Apenas el 12.3% del total de egresos presupuestados. Al ver esta cifra, lo primero que me viene a la mente es que el Gobierno está gastando en lo que no le corresponde y que puede recortar sus gastos enormemente. Si apenas cumpliera con garantizar la seguridad y la justicia a sus ciudadanos, no haría falta que hiciera nada más. Esto de por sí es una función enorme que todavía tiene mucho en qué invertir y mejorar.

Preocupa que el Gobierno siga ignorando el costo de la política monetaria. Tiene obligación de amortizarla, pero no lo hace. De la misma manera, la deuda que el Banco de Guatemala otorgó este año tiene consecuencias inflacionarias. Lo veremos en un futuro cercano. Estamos de fiesta con tanto préstamo, pero luego tendremos que sufrir la resaca. Espero que este año no vuelva a solicitar más endeudamiento del Banco Central, por ser inflacionario.

Los ingresos tributarios deben igualarse a los gastos totales para evitar desbalances. El Congreso de la República no debe aprobar el presupuesto tal como se ha presentado. Tiene hasta el 30 de noviembre. De no aprobarlo entrará en vigor el del 2020, aunque no me queda claro si es el que tiene las ampliaciones. De ser así sería peor que no aprobar uno modificando el proyecto para 2021.

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