CATALEJO

Urge una redefinición del concepto de libertad

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Por ser el español el idioma oficial de Guatemala, y el Diccionario de la Lengua Española la autoridad máxima para definir las palabras, es fundamental conocer su significado para disminuir o eliminar los motivos de discusiones derivadas de creencias equivocadas o incompletas de los términos. Esto es importante porque este significado no es válido porque alguien, o muchos, lo crean de determinada manera. Un aspecto interesante es lo expresado en uno de los códigos del Derecho guatemalteco, según el cual cuando hay una duda (legal o de cualquier otro tipo) acerca del significado de un término, tiene validez el expresado en alguna de las 2,300 páginas de esa obra, resultado del trabajo de las 21 academias de igual número de países hispanohablantes.

A consecuencia de razones político-ideológico-económicas, algunos términos son utilizados con interpretaciones convenientes a estos criterios, no necesariamente correctas. Señalo tres ejemplos: democracia, “doctrina política según la cual la soberanía la ejerce el pueblo, directamente o por representantes”. “Sociedad que practica la igualdad de derechos individuales, con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etc”. El segundo es libertad, “facultad natural del hombre para obrar o no obrar de una manera u otra, por lo que es responsable de sus actos y que asegura la libre determinación de las personas”. El tercero: libertario. “En el ideario anarquista, que defiende la libertad absoluta y, por tanto, la supresión de todo gobierno y toda ley”.

' A causa de la cada vez más violenta confrontación política, algunos términos necesitan redefinición o contextualización.

Mario Antonio Sandoval

La definición de democracia explica con claridad por qué en Guatemala no existe. Los llamados representantes del pueblo no representan a nadie en realidad. El poder ejecutivo, el judicial y legislativo, el Tribunal Supremo Electoral, una abrumadora mayoría de municipalidades y de otras instituciones estatales, cada vez practican con más entusiasmo cualquier forma de corrupción, lo cual explica el hundimiento del país. El concepto de libertad incluye el de responsabilidad de los actos individuales, también el de libre determinación de las personas, lo cual no existe en Guatemala, por desgracia. Y el de libertario es importante conocer porque como reacción a la falta de los dos anteriores, crece el número de personas autonombradas libertarias, pero sin señalar límites.

La libertad es un concepto filosófico complejo: su definición y divisiones toma 13 páginas en el Diccionario de Filosofía de Niccola Abbagnano (1960). Cuando se intenta colocarla en contexto de la vida cotidiana, muy pronto salen a flote otras ideas muy cercanas: la responsabilidad personal de los actos y la necesidad de colocar los límites necesarios a fin de no convertirla en libertinaje, en desenfreno. La libertad de emisión de pensamiento debe tener los límites de eliminar el insulto a otros como forma válida y a veces única, de exponer sus criterios. La libertad empresarial, la sindical, la de cátedra, etcétera, necesitan limitaciones tanto por razones éticas y morales, y también legales.

A mi juicio, quienes se consideran libertarios deben explicar qué es y qué no es, cuáles son los límites decididos por razones atendibles, sobre todo cuando se utiliza el concepto para criticar o para señalar errores de quienes piensan distinto. En este charco se resbalan personas, a veces de capacidad indudable, sin importar si en cuanto a sus criterios unos están intelectualmente en el polo norte y otros en el polo sur. El avance del pensamiento humano no lo marca quien más grita, más insulta o agrede físicamente, sino quien se impone en base a esa cualidad humana única conocida como la razón. El paso de la Historia está marcado precisamente en la limitación de conceptos cuya aplicación ha provocado reacciones opuestas o peores, en todos los campos.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.