POR LA LIBERTAD
Vacunas para todos
Esta semana circuló en redes sociales un documento que es prácticamente un reglamento que permitía la importación y distribución de vacunas contra el covid-19 por parte de farmacéuticas, para uso de emergencia en Guatemala. Rápidamente el Ministerio de Salud, que primero lo había subido a su portal, lo quitó, indicando que no estaba aprobado.
' Jamás debería estar prohibido que las personas en lo individual puedan hacer algo que beneficia a la población y al país.
Ramón Parellada Cuadrado
A raíz de esto surgieron críticas de todos lados, unos a favor y otros en contra de permitir que los proveedores privados puedan importar vacunas y venderlas a quien las quiera comprar. Alguno incluso consideró que era el Gobierno el único que debe hacerlo y que “es inaceptable que se abra el mercado cuando el Gobierno en la actualidad cuenta con fondos para adquirir vacunas”.
En mi opinión, jamás debería estar prohibido que las personas en lo individual puedan hacer algo que beneficia a la población y al país. El Gobierno es, por naturaleza, ineficiente. De hecho, es una vergüenza cómo el de Guatemala ha manejado el tema de las vacunas. No hace falta ahondar en esto. Todos los días se publican críticas. Gracias a donaciones de países amigos que recibieron las primeras vacunas. Pero aun así, la vacunación va a ritmo de tortuga.
¿Por qué es bueno que la vacuna se pueda importar, distribuir y venderse a quien quiera y donde quiera? Porque eso ayudará a eliminar esa ineficiencia del Gobierno en alcanzar más gente vacunada y así un nivel de inmunidad de rebaño. Quien no quiera esperar su turno de obtener la vacuna del Gobierno podría, en algún momento en el futuro, comprarla y que se la pongan. De todos modos, aclaro que no hay vacunas aún que se vendan en el mercado. Todas las que se están fabricando a nivel mundial se están otorgando a los gobiernos y no habrá vacunas para la venta a cualquier persona hasta que los gobiernos no terminen de recibir todos sus pedidos.
El mercado libre siempre es más eficiente que el Gobierno. Lamentablemente, los gobiernos, en forma coercitiva y autoritaria, prohíben que muchas cosas se hagan en el mercado, con la intención de lograr una supuesta equidad, por un lado, o porque consideran que es su función. Pero si nos vamos a las consecuencias y no a las intenciones, veremos que los gobiernos lograrían más rápidamente muchos de sus objetivos si jamás prohibieran, en tantos temas, especialmente en el médico, que las personas libre y voluntariamente, en lo privado, puedan escoger los servicios que deseen y adquirir los medicamentos cuando quieran. En este caso, hablamos de una vacuna que urge que la población se ponga lo antes posible para llegar a ese nivel en que será más difícil la transmisión y contagio del virus.
El reglamento publicado, que luego fue retirado, no está en vigencia, pero considero que, aun con todas sus regulaciones excesivas, permitirá que la vacuna esté disponible para quien quiera cuando ya la puedan adquirir las farmacéuticas en Guatemala. ¿Por qué tanto escándalo, entonces, cuando el resultado será una más rápida vacunación? Y eso que no hemos hablado de que esta vacuna adquirida en el mercado, por quien quiera, permitirá al Gobierno ahorrar recursos valiosos que podría utilizar para pagar deuda, por ejemplo.
Si nos damos cuenta de todo lo que los gobiernos han hecho desde que comenzó la pandemia deberíamos estar convencidos de que han sido ineficientes en todo. Han restringido las libertades y derechos individuales, quebrado económicamente a muchas personas, creado desempleo, aumentado la deuda pública a niveles insostenibles y provocado una nueva era inflacionaria. Ahora, con las vacunas, nos impiden a quienes la queremos obtener el que podamos hacerlo donde queramos. No seamos ilusos.