Civitas

Vía Apia

Así como “todos los caminos llevan a Roma”, el objetivo inmediato debe ser que “todos los caminos lleven a Guatemala”.

A pesar de que la República romana existió hace casi 500 años, su grandeza sigue siendo reconocida y una inspiración que trasciende el tiempo. Sin embargo, no fue únicamente su capacidad de administrar el poder, de promover la participación y virtud cívica o el respeto por la ley que hicieron de la República un ejemplo universal, también hay que destacar la visión de expansión y conectividad que lograron. ¿Cómo? Con caminos, obviamente. Los cuales, todos, llegaban a Roma.


La Vía Apia fue para la República romana lo que la infraestructura vial debería ser hoy para Guatemala: una columna vertebral para impulsar la conectividad, facilitar el comercio y promover el florecimiento de la población. Es evidente que una carretera bien construida significa la posibilidad de trasladar productos, ideas, tecnología y desarrollo a más rincones. Para los romanos, la Vía Apia fue una inversión estratégica que cimentó el crecimiento y la unión de la República. Esa calzada que conectaba Roma y el sur de la península itálica quedó en la historia como la más importante y definió cómo debía conectarse la República para garantizar la expansión. En el presente, ¿qué impide que tengamos nuestra propia Vía Apia en Guatemala?


La infraestructura que necesita el país no es exclusiva de caminos o carreteras, también estamos hablando de otros servicios básicos que se requieren para el desarrollo de la actividad económica, la comunicación, la salud, el transporte y el bienestar integral de los guatemaltecos. No obstante, cuando nos enfocamos en la infraestructura vial, Guatemala está atravesando un momento crítico. ¿Ya se ha advertido antes? Sí. ¿Se han propuesto soluciones? También. ¿Se han invertido recursos privados para aliviar la situación? En múltiples ocasiones. Sin embargo, todos los esfuerzos que se implementen se quedarán cortos si no hay una respuesta más o menos eficiente del lado público o un marco institucional que permita (o al menos que no estorbe) para que se lleven a cabo los proyectos que todos ya sabemos son necesarios.

Cuando nos enfocamos en la infraestructura vial, Guatemala está atravesando un momento crítico.


Debido a la incapacidad de gobiernos pasados y del actual, la problemática solo ha ido en aumento. Por ello todos los caminos deben llevarnos a tener clarísimo que sin infraestructura no podemos tener país para los próximos años. La iniciativa que se enfoca en la construcción y mantenimiento de las rutas centroamericanas es esencial, así como también lo es la que propone regular el sistema portuario nacional o la que permite el sistema planificado de la red vial.


No podemos descartar la responsabilidad que tiene el sector público en darle una respuesta a los guatemaltecos que deben atravesar carreteras en mal estado, caminos de tierra o hacerse horas para trasladar de un punto a otro sus productos. El sector privado ha apoyado diversos proyectos, iniciativas y demostrado que continuará apoyando con sus recursos todo lo que coadyuve a que tengamos una infraestructura vial de calidad para acercar las oportunidades de toda la población y tener un crecimiento económico dinámico. Así que no caben excusas para que en unos cinco o diez años todavía estemos hablando de la misma necesidad. Estamos en un punto de inflexión que puede tener un buen desenlace si se logran implementar los incentivos correctos para el largo plazo y la voluntad política para resolver algunas cuestiones puntuales urgentes como la del km 44 de Palín-Escuintla, el puente de Nahualate o el avance de ciertas iniciativas en el Legislativo.


Pareciera que en Guatemala todo es urgente y probablemente es verdad. Por lo tanto, en este asunto, así como “todos los caminos llevan a Roma”, el objetivo inmediato debe ser que “todos los caminos lleven a Guatemala.”

ESCRITO POR:

Christa Walters

Politóloga egresada de la Universidad Francisco Marroquín. Presidenta Ejecutiva del Movimiento Cívico Nacional, una asociación civil que promueve la consolidación de una verdadera República en Guatemala.