POR LA LIBERTAD

Volver a la normalidad

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Se habla ahora de que no volveremos a la normalidad, sino a una “Nueva Normalidad”. No creo que esté bien este término. Mientras no se tenga una cura segura para este virus y no se encuentre una vacuna, tendremos que adoptar ciertas precauciones en nuestras vidas, pero serán temporales. Tarde o temprano volveremos a la normalidad y toda esta pesadilla quedará en el pasado.

' Puede más la persuasión que las prohibiciones y toques de queda que se nos imponen. Creamos en nuestra gente.

Ramón Parellada Cuadrado

El otro día, en foro virtual decía con toda razón uno de los participantes, Junior Zapata: “Si es normal no es nuevo y si es nuevo, no es normal”. Volveremos a la normalidad que significa vivir como seres humanos libres y responsables. Viviremos sin las restricciones que ahora nos agobian y nos impiden trabajar y salir de nuestras casas durante ciertos períodos, nos impiden movilizarnos sin el uso adecuado de mascarillas y todas las medidas de precaución para evitar contagios.

Quisiera que ya pudieran abrirse los centros comerciales, hoteles, restaurantes, colegios, universidades, cines, gimnasios, transporte colectivo, tanto urbano como extraurbano, aeropuerto, y todas aquellas actividades que implican reunión de gente como bodas, fiestas, eventos deportivos o de cualquier otra naturaleza. Sé que esto se abrirá lentamente y con restricciones. Pero es parte de la vida humana y es esencial para quienes tienen sus ingresos dependiendo de ello. No va a ser fácil, pero si algo tiene el ser humano es su capacidad creativa para poder adaptarse a las situaciones más adversas que se le puedan presentar.

Extraño enormemente la libertad que tenía antes de los estados de Excepción decretados por el Gobierno. Extraño esas salidas en bicicleta de montaña por nuestra bella Guatemala. Me hace falta ir a la bella Antigua a pasar el día. Ya llegará el día en que volvamos a sentirnos libres de poder ir a cualquier lado sin que debamos correr a nuestras casas antes de cierta hora para evitar el toque de queda. Me hacía falta ver la Liga de futbol española, que comenzó el fin de semana pasado jugando a puerta cerrada, pero que se transmitió en vivo a todo el mundo. Desearía reunirse en restaurantes, ya sea para cerrar un negocio, juntarse con amigos o familia y discutir cualquier tema con ellos. Ese contacto personal es muy importante entre nosotros los seres humanos. No es normal el aislamiento, nos deprime. Aunque unos lo llevamos mejor que otros porque en nuestros hogares hemos sido creativos.

Pienso que ya no es necesario que el Congreso de la República otorgue una nueva prórroga al “estado de Calamidad”, que nos tiene a todos encerrados, escondidos. Considero que la gente ha entendido que este virus es delicado para algunos, que se debe proteger a los más riesgosos y mayores de edad, y que debemos evitar contagiarnos para no contagiarlos. Que podríamos enfrentar mucho mejor esta pandemia continuando con nuestros trabajos e ingresos. Creo que, en general, las personas saben mejor lo que les conviene a ellos y los suyos. Saben cómo protegerse o lo aprenden. Es verdad que siempre existirán personas irresponsables o personas que no creen que la situación sea de tanto riesgo, pero serán una minoría. Por ellos no cabe imponer tantas restricciones que además del riesgo del contagio provoque el riesgo de desnutrición, depresión y otras enfermedades evitables.

Es verdad que durante un tiempo tendremos que adaptarnos a vivir en situaciones especiales, pero lo lograremos más fácilmente si lo hacemos con todas nuestras libertades y responsabilidades. Puede más la persuasión que las prohibiciones y toques de queda que se nos imponen. Creamos en nuestra gente. No los tratemos como ignorantes. Tengamos fe en nosotros mismos. ¡Ánimo, Guatemala!

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