VENTANA

Vuelo a las estrellas

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El coronavirus ha transformado nuestras vidas. La cuarentena ha obligado a que los niños permanezcan en sus hogares sin asistir a la escuela. El confinamiento afecta a los niños pequeños y de mediana edad. Se les dificulta comprender lo que ocurre. Pueden presentar tics nerviosos en el ojo, parpadeo incesante, mostrar estados de mucha irritabilidad y miedos. Vivimos tiempos difíciles que nos exigen sacar fuerza de nuestras flaquezas. Cientos de familias manejan altos niveles de estrés por la angustia de no contar con un trabajo, o con el dinero suficiente para cumplir con los pagos del mes. El clima que se genera en los hogares está cargado de tensiones que los niños absorben. Es preciso mitigar este estrés anormal antes de que se enfermen. Es por ello que los adultos deben reforzarles aspectos positivos de la vida para que afiancen un sentimiento de seguridad y calma a pesar de las circunstancias que les rodean.

' En estos meses críticos es urgente reforzar aspectos positivos de la vida en los niños.

Rita María Roesch

Un valioso recurso, para que los niños sientan que el mundo no es tan amenazante como parece, es estimular su imaginación con visualizaciones sencillas que les ayudarán a conciliar el sueño sin temores, de una manera alegre y tranquila. Estas visualizaciones no solo les permitirán relajarse, sino les estimularán su inteligencia emocional, desarrollarán su creatividad y concentración. Si lo convierten en un hábito les ayudará para el resto de su vida. Los niños son más receptivos que los adultos. Están dotados de una imaginación fresca, sin “noes” ni prejuicios que obstaculicen el proceso de visualización, como ocurre con frecuencia con los adultos.

En esta nueva era, las jóvenes generaciones tendrán que enfrentar el reto de cambios vertiginosos. Ese desafío requerirá de personas resilientes, creativas, intuitivas, seguras de ellas mismas, capaces de manejar sus emociones y de aprender que su mente puede ser su amiga y no su enemiga. Hoy hago una adaptación de una visualización del libro Rayo de Sol, de Maureen Garth. Ella comenta que podemos modificarlas. Para recrear un ambiente de paz en el dormitorio, nuestro tono de voz debe ser suave y pausado. El niño (a) puede estar con los ojos cerrados. Necesita tiempo para ir visualizando lo que le iremos describiendo. Garth sugiere que antes de cualquier visualización, iniciarla con la imagen de una estrella, pedirle al niño que la imagine de su color favorito, será el punto de enfoque para que principie a relajarse. Continuar con la imagen de un árbol, donde el niño cuelgue en sus ramas lo que le molesta y, por último, entrar a un jardín secreto donde iniciará “el dulce arte de viajar hacia dentro”.

La visualización que narro se llama: Vuelo a las estrellas. Dice así: Imagina tu jardín secreto. ¿Qué ves? ¿Qué sientes? ¡Mmm! Parece que la noche está fresca. El viento acaricia tu cara. Las flores te saludan cuando pasas frente a ellas. De pronto, la voz del viento te pregunta: ¿Te gustaría volar hasta las estrellas? Sería muy divertido. Quédate allí… en el centro de tu jardín. Ahora mira hacia el cielo, ¿ves cómo esta cubierto de estrellas? Todas mandan su brillante luz a tu jardín, ¡Increíble! Mira allá, hay una estrella hermosa con una luz plateada. ¿Quieres viajar hacia esa estrella? Sigue mirándola, observa cómo viene hacia ti un camino de luz. Esa luz blanca es como una autopista de energía que te llevará hacia arriba. ¿Sientes cómo te elevas sobre la Tierra en dirección hacia el cielo? ¡Qué maravilla sentirse tan liviano, libre, viajando por esa columna de luz! La Tierra se ve cada vez más pequeña… hasta que llegas a tu estrella. Bájate. Ahora observa cómo el suelo de la estrella es tan distinto al de la Tierra. ¿Qué ves? Ahh, sí, muchos rayitos de luz que saltan cuando caminas, cuando das cada paso. Mira, has llegado a una cascada. Si te pones debajo, verás cómo en vez de agua te bañas con luz de estrellas. ¡Brillarás igual que ellas! Y…¿cómo será la gente que vive aquí? Imagino que su ropa sera hermosa… plateada… ¿Por qué no vas a buscarlos? Seguro que se alegrarán mucho de conocer a alguien que ha hecho un viaje tan largo para llegar hasta aquí…” “Shshsh”… susurró el Clarinero, deja al niño soñando…

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