FUERA DE LA CAJA
X, la “súper app”
A finales del año pasado, ya con Twitter entre sus activos, Elon Musk advirtió sobre la transformación de la popular red social para convertirla en una “súper app” con soluciones de todo tipo en la palma de la mano de sus usuarios. Dejaría de ser tan solo una tribuna abierta a la opinión pública, para incorporar todo tipo de servicios, gestión de transporte, video, audio, comunicación para todo tipo de necesidades.
' Pasar de “Twitter” a “X” va mucho más allá de un cambio de nombre.
Klara Campos
El magnate sudafricano vio la oportunidad de crear la versión occidental de WeChat, la app china que tiene multiplicidad de funciones y que ya superó los mil millones de usuarios. Musk planteó la posibilidad de crear una “solución para todo” y una dinámica de comercio internacional, como Amazon, lo que sería una proyección gigantesca de la app de pago PayPal, uno de sus primeros éxitos que fundó en 1999 y que luego vendió para invertir en Space X.
El plazo para concretar la app “para todo” es de aproximadamente cinco años. “X”, como ahora se llama ahora, representa un riesgo —como muchas de las iniciativas que Musk emprende—, pero comienza con la misión definida de convertirse en una mega-aplicación que puede cambiar la dinámica del comportamiento en la sociedad.
Twitter fue adquirida, no solo como red social, sino sobre todo como base de usuarios. Por el momento, ha perdido apoyo financiero —se calcula aproximadamente 10% menos en un año—. La nueva administración ha visto cómo se han retirado importantes anunciantes. No obstante, el objetivo ahora es otro y el plan continúa: “X” atenderá importantes necesidades de sus usuarios para atraer a los internautas. Está empezando a cobrar por la membresía.
En general, la revolución digital y las redes sociales que la acompañan han acelerado comportamientos en todos los ámbitos. Lo desconocido se ha convertido en accesible gracias a los buscadores; la inteligencia artificial ha agilizado dramáticamente los procesos; el uso de las etiquetas para identificar el punto de interés de los mensajes, así como los emojis —íconos gestuales— transformaron hasta el lenguaje en redes sociales. La transformación es continua y no da señales de detenerse.
Los efectos de dicha revolución han acaparado la mirada de algunos estudiosos, como Mónica Cortiñas, profesora de la Universidad Pública de Navarra, España. Ella resalta la “paradoja de la privacidad”, porque la humanidad está tendiendo a apoyarse cada vez más en servicios que dan información sobre gustos y expectativas de las maneras más inocentes —información de interés de “X”—. Por ejemplo, los usuarios “educan” a sus dispositivos como Siri o Alexa —inteligencia artificial básica del celular y del hogar— para que reconozcan la voz humana, aprendan a interpretar instrucciones y pongan en funcionamiento unos 28,000 electrodomésticos que ya les obedecen. Solo en los últimos 3 años, Amazon vendió 100 millones de dispositivos Alexa y están instalados 500 millones de app Siri, ambas fuentes de novedad.
Tanta información sobre gustos, ingresos, gastos, planes y además conversaciones, constituye un tesoro para muchas empresas. Ciertamente es un paso clave hacia la evolución social, que, además de ser funcional, pretende —como Musk dijo en su pódcast— hacer que el uso del tiempo sea entretenido y no genere arrepentimiento, una sentencia veladamente amenazante.
El multifuncional proyecto “X”, de Musk, fue tasado por el magnate en 20 mil millones de dólares y espera que su valor crezca hasta 200 mil millones.