La comunidad latinoamericana

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 y permite que haya un foro de concertación política entre los países de la región, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, reduciendo en algo el número de reuniones, aunque lógicamente se debería haber subsumido también el Sistema Económico Latinoamericano (Sela), que tiene los mismos miembros, ahorrando así unos cuantos gastos.

El presidente Hugo Chávez, con el apoyo de sus aliados de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba), tenía la intención de convertir a la Celac en una especie de anti-OEA destinada a sustituirla; sin embargo, la mayoría de los países prefirió un foro informal sin secretario permanente ni burocracia.

Como de costumbre, la Cumbre sirvió de escenario al anfitrión para una operación de propaganda, llena de discursos retóricos y de fotos para la galería.

Hugo Chávez quiso aparecer como el paladín de la integración, cuando en la práctica se salió de la Comunidad Andina, acabó con el G3 —con México y Colombia—, y para colmo todavía no ha logrado su ingreso al Mercado Común del Sur (Mercosur).

En la realidad, América Latina está hoy mucho más desunida que hace una década. Simplificando un poco podemos decir que hay cuatro grupos de países. Los miembros del Alba, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Dominica, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda, que forman una alianza política alrededor de la cooperación unilateral de Venezuela, con fuerte retórica “antiimperialista” y estatista, aunque los tres miembros anglófonos se solidarizan más con sus hermanos de la Comunidad del Caribe (Caricom).

El tercer grupo es el Mercosur, que cada vez gira más alrededor de Brasil. Tiene posiciones relativamente proteccionistas, pero mantiene negociaciones comerciales con Estados Unidos, Asia y Europa.

El cuarto grupo, más informal, comprende los países que “miran” al Pacífico, en sentido geográfico, pero también económico, que incluye todos los países que tienen costa en el Pacífico, desde México hasta Chile, con la relativa exclusión de Ecuador, con el caso especial de Nicaragua, miembro del Alba, pero parte del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y Centroamérica-República Dominicana.

Este grupo ha firmado múltiples TLC, no solo con Estados Unidos, sino entre ellos y con muchos países de Asia. Mantienen excelentes relaciones con los Estados Unidos y políticas económicas que fomentan la empresa privada.

Los latinoamericanos repetimos retóricamente que somos países hermanos, pero a la primera disputa “sacamos la pistola”. Recuerden la reciente crisis entre Nicaragua y Costa Rica y la ridícula movilización militar hacia Colombia, ordenada por Hugo Chávez para protestar por la muerte del narcoguerrillero Raúl Reyes.

Los franceses y los alemanes no se quieren, no tienen la ridiculez de llamarse hermanos, pero han entendido que les conviene ser socios. A ver si aprendemos.

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