La semana pasada se llevó a cabo el primer foro de los presidenciables. Impresionantes la afluencia de gente y las expectativas que tal foro generó.

Sin embargo, poco duró el entusiasmo. Muchas ofertas y poco diferenciadas. Aunque tienen distinta ideología, la mayoría coincide en los grandes lineamientos.

Tomando un poco de cada uno se podría construir el proyecto de nación de largo plazo que la mayoría anhela.

El foro arrancó con Jacobo Arbenz, quien, como decían unos jóvenes -es el momento de cambiar el chip.

Sin embargo, aún están en pie los ideales de la revolución, como son la libertad y la democracia.

Esperanzador escuchar a Rodrigo Asturias, de la URNG, señalando que entre los cuatro principios de su plan están el estado de Derecho, el capital social y la competitividad.

Oscar Berger no dejó de sonreír y aprovechó la oportunidad para alentar a todos a seguir el proceso democrático de las primarias que recientemente llevó a cabo su partido, el PAN.

Siempre es bueno escuchar a Francisco Bianchi, respecto de la importancia de los principios y valores. Alvaro Colom, de UNE, comentó que hay una opción que no es la tradición que buscará la seguridad pública y la reactivación económica.

Manuel Conde planteó el reto de definir el Estado que queremos y de lograr la participación real.

Rodolfo Paiz reforzó el tema presentando a la sociedad civil como el motor del cambio.

Otto Pérez nos recordó que tenemos una agenda abandonada, los Acuerdos de Paz y nos exhortó a reemplazar la ética de la oportunidad por la ética de la responsabilidad.

Gustavo Porras hizo un planteamiento muy completo para desarrollar al país, resumido en fortalecer el Estado y sentar las bases de una economía competitiva.

Rodolfo Rosales traerá a todos los verdes a Guatemala para fomentar el turismo y la inversión.

Eduardo Suger nos llamó a la reflexión con la cultura del parche, la cual no nos permite resolver los problemas de fondo.

También nos ubicó en el siglo XXI y nos motivó a buscar el chip que al señor Arbenz le hace falta.

He ahí el gobierno de unidad que todos estamos buscando. ¿Por qué no pensar en un gobierno de coalición? A veces se nos olvida que contamos con un régimen democrático y que lo que necesitamos son equipos que trabajen coordinadamente, con un visión clara, un rumbo definido y rindiendo cuentas.

La mayoría de veces nos concentramos en el candidato, nos gusta enterarnos de cómo piensa, de sus ideas y de la forma de comunicar las mismas.

Sin embargo, después de varios años, nos hemos dado cuenta de que esto sirve poco para sacar adelante a un país. Pareciera que seguimos rondando alrededor del caudillo, el gran mesías que solucionará todos nuestros problemas.

Por ejemplo: ¿deberíamos tratar como líder presidencial a las personas que constitucionalmente no pueden ser presidentes? Lo que hemos visto en otros países latinoamericanos es que nuestros exlíderes autoritarios no funcionan en sistemas democráticos.

Sin embargo, logran llegar y hacen tambalear la democracia, como sucedió con el general Hugo Bánzer en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela y posiblemente Lucio Gutiérrez en Ecuador.

Antes de tomar una decisión en las próximas elecciones es indispensable conocer los valores y la trayectoria del candidato, y cuestionar su capacidad de gerencia y liderazgo.

Es importante plantear preguntas a los miembros de los distintos proyectos políticos, como: ¿Cuál es el equipo del candidato? ¿Dónde está su plan de gobierno? ¿Cuáles serán las estrategias para abordar los problemas nacionales? ¿Están dispuestos a ponerse controles, a trabajar con transparencia y a rendir cuentas?