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Desafíos para Guatemala en el 2019

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Se acabaron los convivios y el relax de las fiestas navideñas. Ahora es el momento de volver a la realidad, sabiendo que nuestro país está atravesando por una fuerte crisis política y económica que seguramente tendrá su desenlace en el 2019. 
Este año que termina ha sido muy duro para la economía mundial. La corrupción y el narcotráfico es incontrolable, la inmigración está haciendo estragos en las estructuras de los países desarrollados y el incremento de conflictividad social es evidente.
 

Este año que termina ha sido muy duro para la economía mundial. La corrupción y el narcotráfico es incontrolable, la inmigración está haciendo estragos en las estructuras de los países desarrollados y el incremento de conflictividad social es evidente.

Particularmente en nuestro caso, la imagen país que genera Guatemala hoy en día la coloca al filo de la ingobernabilidad. Algunos politólogos afirman que somos un Estado fallido, pero, fallido o no, lo cierto es que no existe voluntad ni compromiso político para evitar la crisis sin precedentes que se avecina.

Para Guatemala el próximo año será crucial porque tendremos unas elecciones atípicas, que seguramente provocarán cambios políticos inciertos que podrían llegar a ser más peligrosos que la realidad que tenemos hoy. No se puede esperar nada bueno con una campaña política tan corta y limitada, con tantos partidos políticos nuevos y sin suficientes bases departamentales para darse a conocer, con candidatos poco conocidos a nivel nacional y, además, que no son los lideres idóneos que el país necesita en este momento.

Es necesario dejar de lado la confrontación que ha afectado tanto al país este año que termina y buscar la unidad nacional que nos ayude a encontrar soluciones que beneficien a todos los sectores y no solo a un grupo; de lo contrario se vislumbra una crisis de magnitudes muy grandes, no solo políticas, sino también económicas.

Es necesario poder hacer un acuerdo nacional que incluya a todos los sectores, para así comenzar a articular acciones que logren hacer funcional nuestro Estado. Pero el problema son los desafíos técnicos para ejecutar estos cambios tan complejos, empezando por lograr el propio consenso: ¿Quién convocará?, ¿Cuáles sectores verdaderamente representan a la sociedad?

Si hoy no se toman las decisiones correctas, todos nos veremos afectados a corto plazo, porque no se puede jugar con la democracia de un país solo para satisfacer el capricho de algunos.

Este año nuevo es una oportunidad más para transformar nuestro país. Quizá este año 2018 fue terrible para muchos y nos ha dejado un mal sabor de boca a la mayoría. Aunque todos estamos pasando por tiempos muy difíciles, debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por seguir luchando por nuestro país. Guatemala es un país muy rico, donde no debería existir tanta miseria.

En pocos días iniciaremos un nuevo año, lleno de expectativas. Sin duda, uno de los grandes retos seguirá siendo la lucha contra la corrupción y la impunidad. Debemos entender que la participación ciudadana no es únicamente ir a manifestar o emitir el voto el día de las elecciones. Es educarse, informarse y participar. Esta tarea nunca termina, si queremos construir un Estado social y democrático de derecho y una patria incluyente en la que todos puedan vivir con dignidad.

Esperemos que en el año venidero se abra el entendimiento de nuestros líderes para cambiar el rumbo de su gestión, que se despojen de su egoísmo y del orgullo de pensar que están haciendo las cosas bien. Todos queremos tener una Guatemala mejor, donde no siga habiendo corrupción, violencia o pobreza.

Este año 2019 es una buena oportunidad para transformar no solo nuestra propia vida, sino también nuestro entorno en el país en el que deseamos vivir; la decisión al final es solo suya. No espere que otros actúen, participe en los cambios que se vienen para el país.

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