UKEMIK NA’OJ
Desafíos políticos
La democracia no se reduce al simple ejercicio del sufragio en las urnas ni el voto garantiza la democracia. La democracia electoral implica la existencia de instituciones con capacidad ética, profesional y política que garanticen procesos electorales transparentes, legítimos, participativos, incluyentes, equitativos y justos. Pero ni los partidos políticos ni el Tribunal Supremo Electoral fueron capaces de garantizar que las recientes elecciones las fueran.
En medios de comunicación se denunció la movilización de personas a los centros de votación a cambio de un plato de comida, el traslado de personas ajenas a los lugares de votación, enfrentamientos entre simpatizantes de diferentes partidos políticos, compra o intento de compra de votos, quema de urnas electorales, la posible alteración del registro electoral, violación del secreto del voto, entre otros. Por eso, afirmar que el proceso electoral en Guatemala es uno de los más seguros en el mundo, es una tremenda mentira.
La Fiscalía de Delitos Electorales del Ministerio Público debe tomar cartas en el asunto e investigar las denuncias que recibió; esos delitos electorales no pueden quedar en la impunidad.
También es totalmente falso afirmar que la manera de ejercer ciudadanía es emitir el sufragio. El ejercicio de la ciudadanía va más allá del voto. En materia electoral, el ejercicio de la ciudadanía implica la posibilidad de postularse a puestos de elección popular en condiciones de equidad. Pero en estas elecciones nuevamente quedó patente la exclusión de las mujeres mayas, garífunas, xinkas y las juventudes.
Para el ejercicio de la ciudadanía también es importante el diálogo, el respeto hacia la pluralidad de ideas y la capacidad de disentir. Pero durante las campañas electorales y en plena realización de comicios se denunciaron enfrentamientos entre simpatizantes de partidos políticos, eso muestra la incapacidad de las organizaciones político-partidistas de fomentar actitudes y prácticas democráticas.
Si hubo una afluencia masiva de votantes en los centros de votación, no deja de ser cierto que a la ciudadanía no le quedó otro camino que votar por Jimmy Morales, un comediante sin experiencia política, pero también se hizo presente la inconformidad manifiesta en votos nulos y en blanco. Esto probablemente como respuesta al descontento social y el fuerte rechazo hacia partidos políticos que participaron en la ilegítima contienda electoral salpicados por la corrupción e impunidad que azota a Guatemala.
Llama la atención que un gran porcentaje de la ciudadanía apostó por Morales, postulado por el Frente de Convergencia Nacional (FCN), creado por la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua). Por ello, ¿qué garantiza que Jimmy Morales y el FCN son la alternativa para erradicar la corrupción, la impunidad y los problemas estructurales que aquejan a Guatemala?
Los resultados de las elecciones del 6 de septiembre nos plantean el desafío de tejer una cultura política que apueste por la paulatina erradicación de los problemas estructurales que venimos arrastrando desde las dictaduras militares.