EDITORIAL

Designaciones preocupantes

El segundo nombramiento que buscaría integrar parte del equipo de gobierno del presidente electo, Jimmy Morales, también se ha ido por la borda. El fugaz paso del excapitán Óscar Platero Trabanino como subdirector general de Inteligencia Civil se materializó y, a la vez, se convirtió en uno de los más efímeros, cuando el presidente Alejandro Maldonado Aguirre ordenó a la ministra de Gobernación, Eunice Mendizábal, la inmediata destitución del militar retirado, debido a los graves cuestionamientos que generó.

Para suerte del gobernante electo, tal designación perdió efecto, pues de haberse mantenido en esa posición de tanta relevancia habría sido causa de crítica y desgaste. La posición a la que llegaba Platero no solo es estratégica sino que, por su propio nombre, debe ser desempeñada por un profesional civil; pero no solo eso, debe ser alguien idóneo, sin vínculos oscuros, pues su labor tiene una estrecha relación con el Ministerio Público y con la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, por el tipo de información que recolecta, maneja y cruza.

Muchas lecturas se pueden hacer a raíz de este nuevo incidente pero, sin duda, la más importante es tratar de comprender quién o quiénes están tomando las decisiones para semejantes designaciones. Cualquier interpretación lo deja mal parado. Si fuera él quien hace tales peticiones, se evidencia una falta de tino y mala selección de perfiles; y si son otros los que reparten cargos, queda él en entredicho.

Aun y si Morales lo justificara, diciendo que es labor de equipo, libre de imposiciones, sería importante hacer entender a tan selecto colectivo que le están generando anticuerpos antes de que siquiera ponga un pie en el solio presidencial, sobre todo si se toma en cuenta que el partido con el cual ganó las elecciones tuvo como principal señalamiento el haber sido fundado por militares de vieja militancia, lo cual se esforzó en minimizar y relegar cuando se le cuestionaba.

La marcha atrás en el nombramiento de Platero tampoco es suficiente, pues el titular de la Dirección de Inteligencia Civil, Carlos Humberto Girón, designado por este gobierno, ha sido señalado por defensores de derechos humanos de tener fuertes vínculos con la represión de la década de 1980. Concretamente, fue asesor de Germán Chupina Barahona, quien dirigió la extinta Policía Nacional durante una de las más negras etapas de la represión.

Si en realidad las decisiones del gobierno transitorio son ajenas del todo a Jimmy Morales, esto causa una mezcla de decepción y alarma, pues quiere decir que a 50 días de que tome el poder aún no está en contacto con el complejo escenario del Gobierno, sobre todo si se toma en cuenta que ofreció probidad y cambio.

Si el presidente electo está en connivencia con tan desatinadas designaciones, la decepción pasa a ser una desagradable sorpresa, pues su triunfo se debió a la oferta de renovación, transparencia y respeto. Una tercera posibilidad, que quizá no hay que considerar, porque sería lamentable: que el gobernante electo sea una pieza marginal en esa toma de decisiones.

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