MIRADOR
Diputados crápulas
En el libre ejercicio de nuestra irresponsabilidad ciudadana, seguimos sin prestar atención a quienes, sentados en el Congreso y con absoluta displicencia, hacen de las suyas en detrimento del país.
Hace unos días 15 diputados votaron, durante un proceso de elección de jueces, por un candidato fallecido. Además de la fastuosa torpeza, la contumelia muestra que el acto de elegir jueces se la refanfinfla, sin importarles la repercusión en el funcionamiento del sistema judicial. Un despropósito que ha generado más risas que lamentos y comentarios jocosos que solicitud de dimisión por ineptitud manifiesta.
De igual forma —en silencio y con alevosía, como hacen las cosas esos crápulas— pretenden incluir en la Ley Electoral y de Partidos Políticos que no se requiera el finiquito para acceder al cargo, cuando lo que deberían debatir es cómo poner más cortapisas para garantizar que no lleguen delincuentes como muchos de los que ya ejercen. De esa cuenta deberían exigir antecedentes penales, finiquito, constancia de la SAT y cualquier requerimiento que certifique que la persona que opta por un puesto público es proba y capaz. Los muy tarambanas, sin embargo, persiguen reducir los requerimientos —mejor anularlos todos, pensarán— para abrir la puerta a personajes tan malhadados como los que ocupan ciertas curules.
Los de la UNE, por su parte —sutiles y con miras políticas a 2019— promovieron un amparo para que regrese la antigua carrera de magisterio y de esa forma continuar con maestros poco preparados. Aquí hay dos elementos de análisis. Uno racional e indiscutible: con docentes menos cualificados difícilmente habrá mejores alumnos —que es lo que ocurrirá— y se mantendrá el índice de analfabetismo actual —real y funcional— que asegura una masa de votantes siempre útil para los políticos. También beneficiará a ciertos colegios que gradúan de maestros a jóvenes de 17/18 años y facilitará el negocio de la educación de mala calidad. ¡Felices los cuatro que diría aquel! Otro, que la UNE se alista para el próximo proceso electoral y sonríe al grupo sindical mercenario liderado por el caudillo Acevedo, aquel que Sandra Torres salvó de ser enjuiciado y se subió al techo de un bus con Colom, en la Plaza Central. Ominoso personaje que por años se apropia del sindicato y negocia con cualquier gobierno para encauzar la masa magisterial en pro de intereses políticos. Alguien, por cierto, al que debería investigar Cicig/MP porque en el entender de muchos forma parte de esos grupos paralelos de poder incrustados en el Estado. ¡Ahí queda el reto!
Vivimos momentos difíciles y cada vez más nos parecemos al avestruz cuando esconde la cabeza. Los diputados no aprendieron nada de aquella llamada al orden que se les hiciera hace unas semanas, cuando aprobaron-desaprobaron los decretos que modificaban el Código Penal. Siguen haciendo de las suyas y cada día las barrabasadas son mayores y más envalentonadas, aunque calladas y discretas para no llamar la atención. Algunos —Stella Alonzo— no asisten a más de la mitad de las sesiones y a las que van no aportan nada. Otros, como Giordano —tan galán y creído como la anterior— piden permiso y dejan de asistir al Congreso por más de un mes. Muchos más, complotan constantemente y miran cómo librarse de antejuicios, y aquellos del grupo de “la dignidad” o como diablos se llame, se durmieron o tal cual llamarada de tusa, apenas sobrevivieron unos días. ¡Afloró la permanente cobardía! Y es que sigue faltando brío testicular para cambiar un país que se nos va de las manos.