DE MIS NOTAS
Disparándose en el pie
Burradas, pifias, errores, llámeseles como se quiera, se cometen, es inevitable. Somos humanos. Aplica a todos, pero donde más se hacen visibles es en el ámbito político. Los presidentes por ejemplo. La lupa esta sobre ellos y el más mínimo movimiento, palabra, gesto, bostezo es observado a profundidad. Es natural. Hombres públicos que son, se mueven en arenas movedizas políticas, y teniendo tanto valor mediático, también son buenos para vender noticia.
El presidente Trump se acaba de disparar en el pie despidiendo al director del FBI J.Comey. El mismo controvertido director que investigó a Clinton por sus correos electrónicos y ahora supervisaba la pesquisa sobre los posibles lazos entre la campaña del presidente y las interferencias rusas en las elecciones estadounidenses. El momento era harto impertinente. El costo de despedirlo superaba el de retenerlo unos meses y luego sacarlo. Pero Trump no piensa sino actúa. Y ahora paga el precio en medio de una selva mediática hostil ávida de pasarle la factura por llamarla, entre otras cosas, fake news, junto a la jauría demócrata babeando por hacerle tropezar hasta el fracaso.
Acá en la tierra de los clavos y humaredas volcánicas, se cuecen similares pifias. El presidente Morales se ha disparado varias veces en el pie con el tema de los Hogares Seguros. El día de la tragedia se puso en calidad de harakiri frente a las cámaras de CNN para que el conductor, haciendo gala de su nombre lo “arrinconara”, hasta hacerle quedar mal y balbucear comentarios con implicaciones legales. El costo político fue monumental.
Ahora vuelve a dispararse en el pie permitiendo el cierre del Hogar Rafael Ayau, manejado por la monja ortodoxa Inés Ayau, cuyo tatarabuelo lo fundó en 1856. El hogar ha venido funcionando con un amplio récord de logros en términos de atención a los niños y jóvenes de ambos sexos. La información está a la mano del investigador imparcial y objetivo.
Cuando aconteció la tragedia de las 41 adolescentes quemadas en el Hogar Seguro, un grupo de jóvenes vestidos de negro, demandaban junto a la monja ortodoxa el cierre del Consejo Nacional de Adopciones (CNA), por ser éste el ente encargado de supervisar los Hogares, lo cual fue confirmado por la declaración de la Asociación de Jueces y Magistrados. Prensa Libre /09/03/17.
Posteriormente el Consejo Nacional de Adopciones con una serie de “evaluaciones” muy discutibles y probablemente sesgadas, recomendó al presidente Morales el cierre y recuperación del Hogar Ayau. Evidentemente había mala leche y no se puede descartar la represalia. La monja describe la relación con CNA desde hace años “como un calvario”.
El presidente en vez de tomar distancia e investigar serenamente el récord de ambos, se precipita y acepta la recomendación. El resto es historia, y ahora una institución que funcionaba y operaba con un comprobado récord de desempeño, pasa al mismo Estado incapaz, “burrocrata”, responsable de la tragedia que todos lamentamos. Si esto no es de Ripley, que lo metan en el libro de la jodedera de Ambrosio. Es igual de trágico.
El Consejo Nacional de Adopciones no ha funcionado, ni funcionará porque nació con una tara genética legal que impide la adopción expedita de niños. Un churro tan enredado, complejo, burocrático e ineficiente que alarga el proceso de adopciones hasta hacerlo inviable. “Desde que entró a funcionar el CNA nuestra población de niños fue disminuyendo. Primero los bebes los acaparó el Estado, luego el resto”, relata la monja Ayau en un comunicado.
Ojalá el mandatario se alinee a la “sabiduría de la multitud de consejeros” como reza Proverbios 11:14.
Más disparos y necesitará silla de ruedas…