EDITORIAL

Descontrol, indolencia e intimidación armada

Amplio revuelo causó la denuncia ciudadana sobre una veintena de individuos que ostentaban armas largas durante el desfile hípico de la feria titular de Amatitlán el fin de semana último. Nadie se hizo responsable de los escoltas, pero entre los participantes de la exhibición había candidatos a alcaldes, finqueros y criadores de equinos de varias regiones. No hay que perderse: tal exhibición es innecesaria y por demás intimidatoria, por más que se le trate de disfrazar como un supuesto elemento de color local. Si las armas están registradas, podría ser una falta; si no lo están, un delito flagrante.

Mandos altos y medios de la Policía Nacional Civil (PNC) manifestaron, al analizar los videos, que al parecer no era armamento prohibido para ser portado por civiles, pero lo que no se puede es exhibirlas. Se ordenó una investigación, aunque es poco probable que haya deducción de responsabilidades, puesto que dicho alarde de poder es, por desgracia, común en algunas regiones del país y no solo en eventos festivos.

Por calles y caminos de Izabal, Chiquimula, Zacapa, Jutiapa, Santa Rosa y Escuintla se desplazan con frecuencia vehículos custodiados por individuos provistos con pistolas automáticas a la vista. Eso, en el menor de los casos, pues a menudo hay fusiles y ametralladoras que según la ley son de uso exclusivo militar y de las fuerzas policiales. También se puede observar en palanganas de picops o camionetas agrícolas pertrechos bélicos en manos de civiles, para quienes no existe la más mínima posibilidad legal de autorización, ni siquiera por excepción. Por tal razón, no se debería intentar normalizar la violencia ni la agresividad. El uso responsable de armas de fuego exige, entre otras cosas, madurez psicológica, prudencia y pericia.

La Dirección General de Control de Armas y Municiones (Digecam) fue creada en el 2009 para modernizar el registro de tenencia y portación, con el fin de garantizar el derecho de legítima de defensa que asiste a todo ciudadano o a la prestación de servicios privados de seguridad. Solo en el 2022 se registraron 54,281 armas, un promedio de más de 150 diarias. El 68 por ciento fueron para particulares. En ese mismo año se emitieron 5 mil 195 primeras licencias de portación. Para ello se efectuaron 3,949 evaluaciones para el permiso y 717 fueron reprobadas, lo cual demuestra que no cualquiera está capacitado. De manera que se necesita una mejor aplicación de la ley.

Si acaso la PNC llegara a identificar a los sujetos armados de Amatitlán, deberá verificar con el Digecam si cuentan con los permisos necesarios. “Comete falta de portación ostentosa o intimidatoria la persona que ostente una o más armas y/o sus accesorios, portándolos de manera visible. El responsable será sancionado con suspensión de la licencia de portación por seis meses y multa de Q1 mil a Q1 mil 500”. De reincidir, la cancelación es de un año, y si se registra una tercera transgresión, de tres años. Demasiada laxitud para reincidentes.

En fecha reciente el Tribunal Supremo Electoral amonestó al alcalde de Mixco por exhibir un arma en un video de publicidad electoral, la cual exigió retirar, aunque la lleva a la vista en la mayoría de sus apariciones públicas. El edil esgrimió que es el jefe de la Policía Municipal de Tránsito, pero el argumento fue rechazado por los magistrados, quienes indicaron que de no acatar recibiría multa y si sigue así, sería denunciado. No es el primero ni el único, pero una autoridad debe ser ejemplo, al menos para enfrentar mejor el exhibicionismo de armas en mítines, ferias o desfiles de caballos.

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