EDITORIAL
Entrega de instalaciones no borra fraude en Usac
Paulatinamente se ha producido la entrega de algunas instalaciones físicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), en la provincia y la capital, por parte de los grupos en discordia que las ocuparon como protesta por la elección del rector Walter Mazariegos, entre mayo y junio del 2022.
Dicho proceso estuvo plagado de denuncias de irregularidades, arbitrarias exclusiones de votantes a quienes no se permitió la entrada y el ruido de apoyo oficialista que habría tenido como objetivo sojuzgar un sector crítico. La alternativa del entonces procurador de Derechos Humanos, Jordán Rodas, quien compitió sin dejar el cargo, no convencía a todo el electorado universitario. Al final se generó una polarización y ello agudizó la tácita eliminación de opciones de rectorado con más méritos académicos y de investigación.
La resistencia de los opositores no podía mantenerse indefinidamente, sobre todo en el retorno total a clases presenciales del 2023. Constituye un acto de sensatez para permitir el inicio de nuevas vocaciones profesionales y la continuidad de estudios en grados intermedios y avanzados. No puede ni podrá hablar el rector actual de un triunfo, pues su posición es endeble. La designación del decano de Ciencias Económicas, Luis Suárez, como vicepresidenciable del partido Vamos, confirma las sospechas sobre las motivaciones de su retiro de la contienda por la rectoría y que varios sectores interpretan como un premio a su aquiescencia.
La Usac no es un rector, ni siquiera un Consejo Superior Universitario, sino un cúmulo de más de 200 mil estudiantes y miles de empleados, entre autoridades, catedráticos y personal de servicio. Con todo y sus carencias, sigue prestando un servicio esencial de oportunidades de educación superior sufragada por la ciudadanía.
En efecto, las intenciones, capacidades y concreciones de Mazariegos quedarán totalmente a prueba, sin excusas ni interferencias. La Usac arrastra desde hace más de una década una eficiente y fehaciente actualización académica, tecnológica, organizacional y de procesos de elección de autoridades. Cualquier inercia pondrá en evidencia la incapacidad y, peor aún, cualquier atisbo de entreguismo, deterioro, continuidad o sometimiento a cualquier interés politiquero.
No debería pasar un período de rectorado más sin que se renueve el mecanismo de elección de autoridades superiores. Se necesita dar representatividad a los 19 centros regionales y a las nueve escuelas. Actualmente, solo 10 facultades tienen presencia en el Consejo Superior Universitario, lo cual no es lógico ni representativo. Este esfuerzo comenzó hace tres lustros y no se ha podido concretar a causa de dilaciones generadas por los cuatro últimos rectores, entre los cuales hay dos que siguen vinculados a procesos judiciales.
La Usac es la mayor proveedora de practicantes de Medicina para hospitales nacionales, pero también de asesorías y proyectos de práctica profesional en diversas disciplinas: desde pedagogía hasta agronomía, pasando por las áreas de derecho, psicología e ingeniería. La mejora de la máxima y más antigua casa de estudios del país pasa por la entrega total del situado constitucional no menor al 5 por ciento que le corresponde. Los cálculos de la nunca realizada reforma universitaria fijan en unos Q9 mil millones anuales el costo de una transformación total del modelo. Quizá el monto sea debatible, pero la aspiración a renovar el centro nacional del saber es irrenunciable. Sale más caro tener como congresistas o funcionarios a exsancarlistas que olvidaron lo que el pueblo de Guatemala les proveyó.