EDITORIAL

Innovación integra ecología e inversión

Lo que para unos es basura para otros es un tesoro. Es una frase que suele verse en redes sociales y piezas informativas relacionadas con el reciclaje de materiales, la reutilización de mobiliario desechado o la restauración de antigüedades de todo tipo, pero viene muy bien en el caso del aprovechamiento de sobrantes agroindustriales. Esta semana se anunció la inversión del gigante indio Yash Pakka, especializado en la fabricación de empaques y utensilios a base de fibras naturales y, por ende, compostables. Dicha compañía contempla instalar una planta en el país y sería su primera en el continente americano, con el fin de expandir el alcance de sus productos ecocompatibles.

En efecto, las preocupaciones por el impacto contaminante de otros materiales y los constantes llamados a su reducción convierten el anuncio en una confluencia de innovación, medioambiente e inversión productiva. El entendimiento inicial integra a tres ingenios guatemaltecos que aportarán el bagazo de caña para elaborar bolsas, empaques, vasos, pajillas y otros artículos. Este desecho se ha aprovechado en la generación de electricidad por biomasa, pero dado el alto nivel de producción de azúcar, ahora existe un nuevo canal de reutilización redituable.

La puesta en funcionamiento de la nueva planta está prevista para el 2025, puesto que Yash Pakka está en estos momentos en busca de un terreno adecuado y deberá traer toda la maquinaria para la instalación. No obstante, es previsible que dicha operación genere empleos directos e indirectos, así como oportunidades de comercialización interna. Asimismo, se espera que la mayor parte de la producción tenga como destino el mercado estadounidense.

Ello pone una vez más de relieve la revaloración de la posición geostratégica de Guatemala, de acuerdo con las nuevas tendencias de nearshoring. El traslado de similares utensilios desde India le resta competitividad, por tiempos de embarque y costos. Una vez asentada la producción en suelo nacional, contaría con puntos de salida terrestre y marítima más inmediatos a Estados Unidos.

La compañía exploró países de Centro y Sudamérica, pero se decantó por Guatemala. Esto debe alertar, sobre todo a quienes andan desfilando en campaña electoral, la urgencia de atender con visión futurista los problemas de la infraestructura vial del país. Los cuellos de botella en varias localidades, sobre todo en ruta a la frontera con México y El Salvador, son un ejemplo de limitación logística. El fraude de Odebrecht, fraguado y cometido hace ya una década, sigue pasando su ignominiosa factura de tiempo y costo en el transporte de mercancías. De muy poco han servido los más de Q3 mil millones otorgados al Ministerio de Comunicaciones, puesto que la carretera costera sigue sin señalizar, sin bardas de seguridad en numerosos tramos y con puentes en obras de reparación parsimoniosas, pero cuyos fondos ya fueron comprometidos.

De vuelta al tema de la industria de la sostenibilidad, a pesar de su importancia, sigue muy restringida la inversión gubernamental para impulsar la investigación y desarrollo de productos y soluciones basados en el reciclaje, la energía renovable y la conservación de recursos naturales. No hay programas robustos de incentivos fiscales a la invención y producción de materias primas biodegradables. Y aunque estamos a tres meses de la entrada en vigencia de la ley de clasificación de desechos, son pocos los municipios y dependencias estatales que la ponen en práctica.

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