EDITORIAL
Promisoria inversión en el suroccidente
Con grandes esperanzas de productividad y futura expansión entró a funcionar en el país la fábrica de componentes automotrices Yazaki, compañía japonesa que invierte más de Q75 millones en la primera fase de sus operaciones. La planta se localiza en Tecún Umán, San Marcos, por lo cual constituye un gran ejercicio de descentralización productiva. El Gobierno festeja la apertura, pero debe mencionarse que forma parte de la estrategia Llamado a la Acción, de la vicepresidenta de EE. UU., Kamala Harris, para fomentar oportunidades con vistas a frenar la migración al Norte.
Otro factor es la recuperación del nearshoring: acercar a territorio estadounidense la provisión de bienes, servicios e insumos industriales. Yazaki fabrica arneses para cables de automotores, un suministro que se había movido a países asiáticos, sobre todo a China, por ventajas impositivas y de costos. Pugnas geopolíticas y la reciente crisis logística de transporte marítimo han obligado a revalorar la proximidad.
La fábrica se instaló en la Zona de Desarrollo Económico Especial Puerta del Istmo, autorizada en 2019, con financiamiento privado. Goza de incentivos fiscales y está a 500 metros de la frontera con México, cuya red vial facilita el traslado de la producción a Norteamérica. Si estuviera en otras localidades de la Costa Sur afrontaría deficiencias viales que, de hecho, implican sobrecostos a otras industrias. La Zona Libre debería contar con una terminal ferroviaria, pero el proyecto sigue varado, debido a pugnas legales y otros rezagos.
Para nadie es un secreto que la posición geoestratégica de Guatemala le otorga la vocación a convertirse en nodo de comercio, manufacturas y provisión de servicios de conectividad y comunicación. Prueba de ello es la instalación o ampliación de empresas de productos textiles y alimentarios, así como la llegada de compañías de gestión de llamadas, servicios digitales y generación de energía limpia.
Para que este atractivo logístico fructifique y se traduzca en mejores oportunidades de desarrollo económico y comunitario es necesaria una agenda interpartidaria de consenso y de compromiso vinculante a largo plazo: cualquier partido que gane la presidencia, diputaciones y alcaldías en las elecciones de los próximos 20 años debe sostener objetivos de Estado en materia de nutrición, educación, seguridad pública, certeza jurídica y mejora de la competitividad.
Nutrición y educación van ligadas con el desarrollo intelectual de la niñez y juventud. Habilidades matemáticas, comprensión lectora, manejo de idiomas y destreza tecnológica son capacidades que abren nuevos horizontes. Lamentablemente, el Ministerio de Educación relega la exigencia en favor de apoyos venales. El papel del Intecap en la capacitación de operarios de la planta Yazaki sienta un precedente ejemplar.
La seguridad pública estará a prueba conforme crezca la producción en Tecún Umán, pues la generación de mejores ingresos podría atraer a bandas de asaltantes o mafias del narcotráfico y contrabando que medran con la pobreza. Se necesita un plan policial inteligente y no simples patrullajes a ciegas. La certeza jurídica implica respeto de acuerdos, contratos y garantías ciudadanas. Finalmente, pero no menos importante, se debe optimizar la competitividad con una clara prospectiva de mejoras viales, fortalecer la seguridad portuaria y aeroportuaria, pero, sobre todo, castigar y erradicar la corrupción.