EDITORIAL

Tratado comercial con Corea del Sur va tarde

Si bien es cierto que se debería celebrar la finalización de las negociaciones para que Guatemala por fin pueda sumarse al Tratado de Libre Comercio con Corea del Sur, también lo es que este diálogo comenzó en el 2015 y que los otros países de la región lo negociaron en el 2017 y lo pusieron en marcha entre el 2019 y 2021. Además, para la vigencia de lo negociado con Guatemala existen trámites pendientes, los cuales deberían comenzar de inmediato, a fin de intentar reducir dicha dilación.

Los descontentos que originaron el atraso se debieron a objeciones de ciertos sectores productivos guatemaltecos que veían riesgo, para sus segmentos, en el ingreso de materias y mercancías surcoreanas sin aranceles. A la vez había otros grupos que querían mejores cuotas para la exportación de productos como el café o el azúcar. Entre idas y venidas, dimes y diretes, propuestas y rechazos, los otros países firmaron el acuerdo y dejaron una cláusula en la cual se permitirá la entrada posterior —es decir, tardía— de Guatemala.

Desde hace más de dos años, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Panamá e incluso Nicaragua eliminaron barreras arancelarias y recibieron beneficios en la exportación de productos hacia la undécima economía mundial. Dos días atrás se anunció por fin que el acuerdo con Guatemala está listo, pero se debe dar a conocer a los otros países miembros, los cuales tienen derecho a objetar o a solicitar aclaraciones, algo que puede suceder porque algunos productos guatemaltecos podrían disputar demanda a otros similares de países del área. Superada la consulta con los asociados, procede elaborar un protocolo de adhesión, el cual tiene que ser aprobado por el Congreso de Guatemala y el de Corea del Sur.

Esto se lleva, en voces expertas, entre uno a dos años, un tiempo valioso pero perdido que se suma a los dos que llevamos de rezago a causa de criterios proteccionistas de ambos gobiernos que no necesariamente benefician al consumidor. Aun sin tratado, las exportaciones guatemaltecas a Surcorea ascendieron a US$163 millones en 2022 y las importaciones, a US$389 millones. No obstante existe una importante oportunidad de posicionar productos guatemaltecos en dicho mercado, que constituye la cuarta economía más grande de Asia, pero que en la década de 1950 tenía un producto interno bruto mucho menor que el de Guatemala.

Mucho se ha analizado y estudiado acerca del llamado milagro económico coreano, para tratar de extrapolar su paradigma a otras regiones. En 1953, es decir hace siete décadas, Corea del Sur estaba devastada por la guerra y su economía era básicamente agrícola, con grandes porciones de población bajo la línea de pobreza e incluso con desnutrición. ¿Se parece por casualidad a algún país de Latinoamérica? Sin duda alguna.

Si bien hubo una política gubernamental firme para buscar la industrialización y el desarrollo, la apuesta más valiosa y sostenida fue elevar el nivel de educación pública, lo cual, a su vez, incluía garantizar la debida nutrición de la niñez y la juventud. Además se impulsó una fuerte apuesta por la competencia en calidad y una visión prospectiva de tres décadas adelante para mantener el rumbo. En Guatemala, mientras tanto, ni siquiera hemos logrado tener una ley de competencia, debido a que el ocioso Congreso actual y sus predecesores no comprenden su importancia como factor de estímulo a la inversión, local y foránea, para la ansiada generación de empleos.

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