VENTANA
Efecto búmeran
(Los guatemaltecos anhelamos una vida digna. El arduo trabajo del comisionado Iván Velásquez ha propiciado esa posibilidad antes remota. ¡Apoyamos su permanencia!) Después de los aguaceros que cayeron en este mes de agosto circularon, en los medios de prensa, tristes imágenes mostrando nuestros lagos, ríos y playas inundadas por toda clase de desechos sólidos. La mayoría de ellos son plásticos flotando en sus aguas. Duele el descontrol total del manejo de la basura en Guatemala. Duele que seamos tan irresponsables. Cindy Espina escribió una nota describiendo que en la laguna de retención del Lago de Amatitlán cayeron “…30 mil metros cúbicos de desechos sólidos. Esto significa alrededor de 3 mil viajes de camiones de diez metros llenos de basura, los cuales, formados en línea recta, llenarían 300 canchas de fútbol”. elPeriódico, 15.08.17
Los desechos contaminan nuestras fuentes de agua. Provienen de nuestras actividades diarias desde fertilizantes, plaguicidas, plásticos, defecaciones al aire libre, restos de quema de tierras, carburantes, aguas residuales sin ser tratadas y más. Estos desechos sólidos no son biodegradables, son un foco de peligrosa contaminación. El líquido que suda la basura se filtra en los suelos. Los mantos acuíferos subterráneos para el consumo humano están siendo contaminados. Desde hace décadas, investigadores como Jaques Cousteau, preocupados por la contaminación de los océanos y la tierra, sonaron las alarmas recordándonos: “Convertimos el agua y el aire, los dos fluidos que sostienen la vida, en basureros”. Si los chapines no actuamos pronto, sentiremos el efecto búmeran. Me refiero a la imposibilidad de utilizar nuestros bienes naturales porque los habremos envenenado.
“¿Han tomado medidas las municipalidades en la cuenca del Lago de Amatitlán para manejar la basura? Dentro de poco tiempo ni 10 retroexcavadoras podrán removerla”, le pregunté al Ing. Óscar Amed Juárez, director de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca y del Lago de Amatitlán (AMSA), con quien conversé hace algunos días. El Ing. Juárez me respondió que los alcaldes quisieran tomar medidas efectivas, como implementar un sistema de recolección de basura municipal, pero carecen del presupuesto para ese servicio que, sin duda, es urgente. El problema del manejo de los desechos, agregó Juárez, existe en los 340 municipios de Guatemala. Son pocos los que cuentan con alguna empresa privada que recoja la basura en la comunidad. No es obligatorio contar con ese servicio, por lo que la gran mayoría de la población chapina tira, sin miramiento alguno, la basura en la calle, en los barrancos, en los ríos. “Es por eso que nuestros ríos, hoy, son basureros. Sus aguas contaminan hasta el mar”, reclamó el Clarinero.
De acuerdo con el Ing. Juárez, solo en la cuenca del Lago de Amatitlán existen por lo menos dos mil basureros clandestinos. En el año 2016, AMSA presentó al Congreso la iniciativa de incluir en el pago de la luz una cuota mínima de 40 quetzales para que, en cada municipio, la comuna pueda pagar un sistema de recolección de basura.
¡Apoyo esa iniciativa! Tenemos el antecedente del cobro de una tarifa mínima en nuestra factura de luz para el alumbrado público. Ahora se puede aprovechar para incluir la extracción de la basura. Ese dinero se trasladaría a cada comuna. Si no iniciamos este proceso de limpieza nacional, será cada vez más difícil recuperar nuestras fuentes de agua. ¡Solo una Guatemala tenemos, y si la perdemos no la recobraremos! Señores diputados, ¡aprueben esta urgente iniciativa! Se necesitan sólo 105 votos. Mantengamos presentes las sabias palabras de Jaques Cousteau: “El ciclo del agua y el ciclo de la vida es el mismo ciclo”.