IDEAS
El calor de la Navidad
Aunque en Guatemala nunca creo que vayamos a pasar una “Blanca Navidad”, eso no quita que esta temporada sea de las más frías que nos toca vivir en los trópicos; sin embargo, lo importante no es la temperatura ambiente, sino el calor humano que estas fiestas suelen hacer brotar en cada uno de nosotros.
Casi siempre al acercarse esta celebración nos vemos imbuidos en una vorágine de compras, festejos, diversión, regalos, saludos y abrazos que nos impiden reflexionar sobre lo que realmente es importante para nosotros. Ese torbellino de actividades consigue muy efectivamente reemplazar a la constante preocupación por lo urgente que nos asedia todos los días en nuestros trabajos, consiguiendo que, aun en esta época que se supone es de reflexión, continuemos viviendo la vida en automático, sin darnos cuenta de a dónde esta se nos va.
Pero todo puede ser mejor, si tan solo nos detenemos por un momento, quitamos el piloto automático de nuestra vida y nos damos cuenta de todas las cosas bellas y hermosas a nuestro alrededor. No se asombre, estas siempre han estado allí, lo que pasa es que no nos percatamos.
La Navidad debiera ser una época en la que nos despojamos un poco de los afanes del día a día, y sin embargo parece ser que son los momentos en que más afanados estamos. Todo gira alrededor de las cosas que vamos a regalar y poco reflexionamos sobre lo que es más importante.
¿Y qué son esas cosas más importantes? Para principiar, la razón misma de esta festividad: Dios. ¿Se recuerda que precisamente todo el sentido de esta celebración es remembrar la venida del Salvador a este mundo? Que los regalos, abrazos y demás costumbres no le hagan perder de vista la razón de ser de la Navidad.
Pero también podemos darle un poco de tiempo a cultivar aquellas cosas que no se pueden comprar. El amor, la amistad, la felicidad, la paz no las podemos comprar, pero le aseguro que son más importantes que todos los bienes materiales que podamos adquirir. Sin embargo, la mayor parte de nosotros pasa su vida afanada por las cosas que se pueden adquirir con dinero para darnos cuenta, quizá muy tarde, que hemos perdido aquellas otras.
Así que, yo lo invito a que esta Navidad tome una actitud diferente.
Ya tiene listo todo lo que va a necesitar, la comida, los regalos; pues ahora hágalos a un lado un momento y preocúpese por lo realmente importante.
¿Tiene algún amigo a quien dejó de ver hace mucho tiempo y de quien no ha vuelto a saber? Búsquelo y renueve esa amistad. No tiene que llevarle ningún regalo. La amistad es más que suficiente.
Busque hacer el bien a alguien que no conoce y que lo puede necesitar.
Vaya a visitar un hogar de ancianos o un orfanatorio y llévele el calor humano a una persona que no lo tiene.
¿Se siente agradecido por todo lo que ha recibido en este año? Pues no se quede allí, comparta algo con quienes no tuvieron tanta bendición.
De seguro conoce a alguien a quien podrá hacer feliz con algo tan sencillo como una buena comida o un juguete. No pierda la oportunidad.
Ahora es cuando lo puede hacer.
Atrévase a hacer algo diferente. Verá que la paz, el gozo, las bendiciones que usted recibirá son mucho mayores que lo que se pudo haber imaginado. Y no es difícil. Tampoco caro. Simplemente requieren una actitud diferente.
Si no se anima a hacer algo así, por lo menos, en esta Navidad, no deje de reflexionar y dar gracias a Dios por todas las bendiciones que tiene en su vida y su familia. ¡Tengan todos una muy feliz Navidad!
Fb/jjliber