ESCENARIO DE VIDA
El drama nacional por el cambio climático
Después de mi regreso de Marrakech, Marruecos, donde se llevó a cabo la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 22), destaca la labor del ministro del MARN, Dr. Sidney Samuels, quien reiteró en su discurso oficial sobre la importancia de ver a Guatemala como un país “particularmente vulnerable” ante la variabilidad climática. Aprovechó para decir que contamos con una robusta arquitectura jurídica, política e institucional para enfrentar de manera integral, ordenada y eficiente el cambio climático. Mencionar esto fue sumamente importante para que todos los países del mundo supieran de los esfuerzos con recursos propios que hace Guatemala y nos provean de más ayuda.
Ser “particularmente vulnerables” lo demuestran comunidades que han quedado en el olvido y por ello comparto uno de
mis más impresionantes viajes al corazón de la etnia chortí, en el departamento de Chiquimula. Llegar hasta los municipios de Olopa y Jocotán me tomó casi tres horas en vehículo de doble tracción, subiendo montañas tan empinadas como una montaña rusa, muy difíciles de recorrer por lo escabrosas y cortadas que eran. En cada curva me encontré con precipicios interminables y caminos serpenteados que me dibujaron un paisaje fenomenal. Me espantaron tenebrosas laderas de montañas completamente deforestadas y en otras me deleitaron aún bosques de montaña que aún respiran pero que tristemente esperan ser talados en cualquier momento, por el avance de la frontera agrícola.
Mi visita fue para constatar las condiciones en que vive la población chortí, sus problemas medioambientales, la hambruna que enfrenta por la escasez de agua y las consecuencias del cambio climático. Yo había visto pobreza, pero nunca al extremo de la que vi en dichos municipios, donde muere un niño de cada 10 y las cosechas se arruinan por falta de lluvia. Me adentré en la casa de doña María y me senté a platicar con ella, quien dijo ser feliz aunque fuese solo comiendo tortilla con sal y a veces un poco de frijol. Con asombro me enteré que donde estábamos era el dormitorio-cocina, con piso de tierra, para sus seis hijos, ella y su esposo, y con suerte dormían sobre algún petate, pero sin luz y sin letrina. Pero aunque risueña, con sus mínimas necesidades básicas no cubiertas, y su ignorancia, no comprendía el grado de alto riesgo en que se encontraban.
Una organización alemana llamada Arbeiter Samariter-Bund (ASB), fundada en 1888 en Alemania (ABS), junto al gobierno de ese país, apoya ahora a la asociación local Asorech, llevando a estas comunidades olvidadas filtros de agua para que las familias no se enfermen y otros insumos como capacitaciones, semillas mejoradas de frijol y maíz, plantitas para reforestar y primeros auxilios para que se defiendan. Los niños menores de 5 años son su enfoque principal, pero ahora nos toca a nosotros los guatemaltecos responder, porque es injusto que nos hagamos de la vista gorda de la situación precaria que viven varios chiquillos dentro del Centro de Recuperación Nutricional (CRN) de Jocotán, donde están siendo tratados por desnutrición aguda, los que me partieron el alma. ¡Qué mejor ejemplo que este al hacernos llamar “particularmente vulnerables”. Gracias a la delegación guatemalteca que asistió a la COP 22, y ahora solo falta invitar al presidente Jimmy Morales a que visite estos dos municipios tan aislados junto al ministro Samuels, para cerciorarse de donde está el drama nacional y lo que puede hacer el gobierno para paliarlo.
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