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El impacto de la decisión de Trump sobre Jerusalén
“Todos los desafíos exigen nuevos enfoques”, fue uno de los argumentos que pronunció el presidente Donald Trump, cuando reconoció a Jerusalén como la capital israelí. Sus declaraciones han causado un revuelo a nivel internacional, porque dio un vuelco a la política seguida por su país en las últimas décadas. Esta histórica decisión podría desencadenar una escalada de violencia en el Medio Oriente, pero también puede ser el inicio de la ansiada paz.
Las reacciones son perimetralmente encontradas, por un lado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dice que la “identidad histórica” de su país está siendo reconocida. Pero por el otro lado los representantes de Hamas, dijeron que “Trump abrió las puertas del infierno”.
La decisión ha recibido serias críticas de los principales líderes mundiales que la han rechazado al unísono, argumentando que la determinación de Estados Unidos podría desencadenar una crisis diplomática con los Estados árabes. De hecho desde el anuncio de Trump, ha habido protestas generalizadas fuera de las oficinas diplomáticas de Estados Unidos en varios países árabes.
Por lo que estos mismos líderes están pidiendo ahora prudencia, diálogo y negociación, para no desestabilizar aún más el área del Medio Oriente.
Aunque los analistas aseguran que esta acción podría afectar las negociaciones de paz en el conflicto palestino-israelí, por ser un tema extremadamente sensible, también es cierto, que podría acelerar el proceso de paz, porque definiría de alguna manera el impasse que vive esa región desde 1947. Incluso podría ponerse mucha más atención a la “Solución de dos Estados” para Israel y los palestinos, siempre que ambas partes lo acepten.
Estados Unidos se ha convertido en el primero y único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, trasladando próximamente su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Como dijo Trump: “Esto es ni más ni menos el reconocimiento de la realidad”, refiriéndose a que Jerusalén ha sido la capital del pueblo judío durante 3 mil años y la capital de Israel durante casi 70 años. Esta decisión ayudará a forjar una paz verdadera entre palestinos e israelíes. La arriesgada decisión de Trump volvió a entusiasmar a sus votantes, porque cumplió una promesa electoral, que ningún presidente que lo antecedió se atrevió a realizar.
Por su lado Israel sigue comprometido con el statu quo en los lugares sagrados y santos, garantizando como siempre, la libertad de culto para judíos, cristianos y musulmanes por igual.
La relevancia religiosa y simbólica de la ciudad de Jerusalén es indescriptible, porque es una de las ciudades más antiguas del mundo y también ha sido uno de los territorios más disputados a lo largo de su historia, ya que allí convergen las tres religiones monoteístas más grandes del globo. Jerusalén es venerada y glorificada por estas tres religiones.
En la ciudad vieja de Jerusalén se ubican algunos de los lugares religiosos más sagrados para el mundo: la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa de los musulmanes, el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos de la religión judía y para los cristianos, el lugar donde vivió y murió Jesús.
Como dicen los historiadores: “Jerusalén, ha sido conquistada, destruida y reconstruida una y otra vez, y con cada capa de tierra se revela una pieza distinta de su pasado”.
Aunque la mayoría desaprueba el movimiento de Trump, otros lo celebran. Pero siendo neutrales es necesario entender que no se puede lograr resultados diferentes si se sigue haciendo lo mismo, y este giro que dio el presidente Trump, podría llegar a ser finalmente la solución al problema. Hay que esperar y mantener la calma, evitando expresiones y actitudes de odio.
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