A CONTRALUZ
El mal al que nadie quiere entrarle
El Sistema Penitenciario ha llegado a un nivel de colapso total, pero lo peor es que esa certeza no ha hecho que las autoridades reaccionen para buscarle una solución efectiva. La reciente fuga de los reos Wilfredo González Hernández y Marixa Ethelinda Hernández, alias la Patrona, solo ha vuelto a evidenciar la grave crisis. El primer preso mencionado salió del Hospital Roosevelt sin mayores complicaciones y la segunda escapó aparentemente con la ayuda de guardias. La realidad de Presidios es que se encuentra en manos del crimen organizado, desde el control de las cárceles, hasta la potestad de los reos de salir y entrar a su sabor y antojo. Nicolás García, el ahora destituido director de Presidios, dijo recientemente que en menos de cinco años la corrupción había llegado al fondo del sistema y había contaminado a todos los guardias. ¿Pero solo a ellos?
Los privilegios otorgados a la Patrona ilustran muy bien la situación. Condenada a 90 años de cárcel por secuestro y pendiente de otra sentencia por asesinato, Hernández se encontraba recluida a unos 20 metros de la entrada de Mariscal Zavala, en un lugar sin control de las cámaras de seguridad. ¿Una criminal en esas condiciones? Aparentemente se habría fugado en medio de varios agentes de presidios y la voz de alerta se dio ocho horas después de su fuga. Es difícil creer que solo contó con el respaldo de guardias para huir porque las evidencias apuntan a que tuvo todo un entorno favorable previsto por las autoridades penitenciarias. Pero no solo ella ha gozado de trato especial. Días antes, Guatevisión difundió un video donde se observaba al ahora exdirector García, con el rostro cubierto, en diálogo con cabecillas del Barrio 18, en el cual reconocía que cuatro pandilleros se habían fugado. “Ustedes han tenido su espacio, pero no lo han sabido utilizar, porque al Smoking lo han visto en la Boca del Monte, a Andy lo han visto en la Carola, y no una vez, varias veces, y ahí fue donde saltó la información que ellos estaban evadidos”, les dijo García. Entonces no solo planifican muertes y extorsiones desde la cárcel, sino que tienen licencia para salir en cualquier momento.
En Presidios otras mafias han sentado sus reales. Ese fue el caso del capitán Byron Lima Oliva, quien había logrado colocar en puestos administrativos clave a funcionarios a su servicio, además de haber amasado una fortuna millonaria con el control de Pavón. El militar tenía la potestad de entrar y salir de la granja penal cuando él quería. Y cuando otra mafia decidió eliminar a Lima Oliva, el Sistema Penitenciario se volvió en el escenario de una masacre. El 18 de julio del año pasado, un comando armado hasta los dientes entró a Pavón como Juan por su casa y aniquiló a 13 personas, cuatro de ellas decapitadas. Matanzas como esa ha habido varias en los penales y todas han quedado en la impunidad. Entonces, Presidios no se puede entender ya como un sistema que solo sirve para purgar penas, sino que sus instalaciones han sido copadas por redes del crimen organizado que las utilizan como centro de operaciones.
En febrero del 2003, el Movimiento Pro Justicia emplazó públicamente al Estado de Guatemala para que afrontara la situación del Sistema Penitenciario y resolviera los problemas que por largos años ha acumulado. Desde hace 14 años, esa agrupación dijo que en Presidios hay prostitución, extorsiones, tráfico de drogas y armas, sistemas de privilegios, ingreso de artículos prohibidos y se ha cedido el control de los penales a grupos de reclusos que manejan un poder hegemónico interno con base en la violencia, el terror y el hostigamiento. La respuesta oficial en ese entonces, así como ahora, ha sido la misma: alboroto cuando hay problemas, luego guarda un silencio cómplice.