A CONTRALUZ

El video de la discordia

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El video del diputado Armando Melgar Padilla podría interpretarse como la posición a ultranza de la bancada del FCN de rechazo a las acciones del Ministerio Público (MP) y del comisionado Iván Velásquez, a quienes habrían identificado como sus enemigos. Aún más, también podría definir la posición en su conjunto del partido de gobierno y recogería el ánimo del presidente Jimmy Morales, que aún evidencia resentimiento por la captura de su hermano y su hijo. Con esta acción, Melgar Padilla podría enderezar la nave oficialista que naufragaba por disputas entre sus diputados y podría redefinir sus objetivos inmediatos, entre los cuales estaría traerse abajo la reforma al sector justicia. De esa manera, el oficialismo habría lanzado su mayor ofensiva contra la lucha anticorrupción y podría desbaratar la reforma judicial, con el pretexto de las supuestas presiones que ha recibido.

La denuncia no puede verse como una acción aislada de un legislador que ve una manipulación en la investigación sobre el asesinato de su padre, hecho ocurrido hace cuatro años. No, el video es parte de una estrategia cuidadosamente preparada, en el que el diputado se asume como víctima de una confabulación en la que estaría en peligro su vida y dirige el dedo acusador contra el MP. Basta ver cómo en el video aparece Melgar Padilla flanqueado por las banderas de Guatemala y del FCN, con lo que crea un efecto de mensaje institucional. Tres días después, Javier Hernández, jefe de bancada de ese partido, le da “todo su apoyo moral” al legislador denunciante. Hay que recordar que Hernández aseguró el 22 de febrero que siente presiones porque cada vez que se tratan las reformas judiciales se reactivan acciones legales contra diputados del FCN. ¿Estas declaraciones no serían parte del mismo juego?

El camino está definido. El FCN, un partido creado en torno a un grupo de militares con señalamientos de crímenes cometidos durante el conflicto armado, se alimentó de los tránsfugas del PP y Líder para convertirse en el primer bloque legislativo. Exjefes castrenses y diputados con antejuicios en su contra y molestos porque han perdido sus negocios oscuros están en el mismo barco. Ahora también se convierten en aliados naturales de los esfuerzos de Pérez Molina y demás mafias para frenar todo lo que huela a MP y Cicig. Si a eso agregamos la molestia clavada en el pecho del presidente Morales por el encarcelamiento de su hermano y su hijo, no es nada raro que se haya tejido una nueva conspiración para cercar y echar al comisionado colombiano, algo que ya no pudieron hacer con el embajador estadounidense, Todd Robinson.

A esa entente político-militar se agregan los neoliberales y anticomunistas trasnochados que levantan la bandera del nacionalismo para rechazar la injerencia del jefe de la Cicig por ser extranjero, con lo cual le hacen el juego a las fuerzas anticorrupción. Cuando el presidente Morales expresó que no había defendido a su hijo, mucho menos a otras personas, en referencia al jefe de la Cicig, quedaba claro que el Ejecutivo habría llegado a la sesuda conclusión de que echando del país a Velásquez se acabarían sus problemas. Febrero fue el mes en que más arreciaron las amenazas contra Velásquez, lo que habría motivado la inmediata movilización de la cúpula de la ONU como de altos funcionarios de Estados Unidos para acuerpar al MP y al jefe de la Cicig, y recordarle en forma diplomática al mandatario guatemalteco que su destino debería estar vinculado a la lucha contra la corrupción y no a jugar con el fuego de las redes del bajo mundo.

@hshetemul

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