MIRADOR
Encefalograma plano
El país está patas arriba. No hay político, sector, institución, grupo extremista u organización vividora del cuento que no sufra de estrés, aunque no todos acudan a recibir costosos masajes para su alivio como hizo el Presidente.
Las organizaciones “sociales, indígenas y campesinas” aprovechan un momento oportuno para presionar, directamente o a través de ONG's —como mostró MadreSelva y esta semana CODECA— y ver que rentabilidad pueden sacan de esta situación de caos por inacción. Los grupos extremistas —de uno y otro lado— generan campañas de odio, miedo o victimización para confundir con mensajes distorsionados o falsos. El Ejecutivo solo ejecuta —y poco eficientemente— el prespuesto y no marca siquiera la dirección mínima necesaria para seguir un rumbo. El Presidente está ausente, y parece ausente de sí mismo ¡Hace tiempo que se perdió! El Vicepresidente figura en papel, suponiendo que todavía exista. Los ministros, entumecidos, no toman decisiones, no firman, y mucho menos asumen responsabilidades por temor a que más tarde les pidan cuentas.
El Congreso, por su parte, está embarrado y embarcado en una silenciosa discusión para evitar el debate sobre los artículos que faltan por discutir de la denominada reforma constitucional y deja pasar el tiempo como solución a la falta de argumentos, decisión y pantalones para decir “si o no” a lo pendiente. Ciertos diputados siguen con antejuicio sin resolver y otros se victimizan al sentirse investigados, pero todos presionan. Finalmente, la Justicia pelea con ella misma y lo que dice la CSJ es dinamitado por la CC que ha llegado a sentenciar asuntos que se evidencian acomodados a esta particular situación y no necesariamente al Derecho; menos a la justicia.
En este desconcierto —en parte artificialmente generado— sobresalen grupitos de exaltados malintencionados que, con medias verdades o con mentiras confirmadas, quieren llevarse el gato al agua. Desde un extremo, culpan a la oligarquía empresarial tradicional; desde el otro, al embajador USA o a la CICIG, y esperan —o inventan— situaciones de la parte contraria para hacer un escándalo de burdel que multiplican en medios, redes y amigos invisibles ¡Estamos jodidos todos ustedes!, porque la parálisis señalada y el ruido malintencionado no llevan a ninguna parte.
La economía está estancada, la percepción de cambio se ha agotado y hay un marcado y peligroso vacío de liderazgo que nadie se atreve a asumir. La oposición política está desaparecida, y da la sensación de que todos esperan que alguien arregle las cosas o levante la voz para seguirlo. Es un excelente momento para que se hubiese consolidado un liderazgo alternativo, pero no lo hay o el miedo lo detiene, si se quiere seguir siendo optimista. El país de la eterna primavera parecería haber entrado en un frío, húmedo y gris invierno ¡Todo un espectáculo!
Nadie nos va a sacar de este pozo, más que nosotros mismos. Se dice mucho pero se actúa poco y la única vía posible es construir sobre valores, principios, ética, dignidad y con la verdad. Tanto pararse, ponerse la mano en el pecho e iniciar cualquier actividad con el himno nacional, para acto seguido seguir haciendo lo de siempre sin el valor de enfrentar situaciones adversas o por miedo y falta de coraje no hablar las cosas de frente. Ha llegado el momento de asumir nuestras responsabilidades y desnudar a los malvados, pero dejar de ser como ellos. Los franceses lo hicieron al son de: “Allons enfants de la patrie”. Aquí no sabría qué entonar al ritmo de marimba ni como animar al Presidente a que dirija la orquesta.
www.miradorprensa.blogspot.com