REGISTRO AKÁSICO

Escepticismo con las predicciones

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Una tradición judaica reconvertida por los cristianos en la península ibérica era pronosticar el comportamiento meteorológico por los primeros días de una temporada. Un documento de 1020 narra que la comunidad judía, cerca del Sucot, festividad de los tabernáculos, colgaba cintas para desprender una a diario; lo que predecía las lluvias, según la humedad.

En nuestro país se suele indicar que los primeros días del mes de febrero son ideales para conocer el clima anual. Cada uno de los primeros 12 días representa un mes en orden normal; y los 12 siguientes en orden contrario, igualmente representan a los meses del año. Seguramente se pensará que se trata de una superstición, indigna del pensamiento científico. En estas épocas de fundamentalismo religioso, alguno puede acusar a quien recuerde esa divertida tradición como un aliado de satanás.

No obstante, con los cambios climáticos mundiales o la percepción que se tiene de los mismos, se hace cada vez más difícil atender a los agüeros, o quizás anuncian tiempos difíciles. Lo dicho vale para la política nacional.

En efecto, si se toma en cuenta el comportamiento de los primeros días del mes para buscar las señales políticas que nos expliquen el futuro, resulta harto azaroso. Las autoridades de Banguat afirman una mejora, luego del desempeño mediocre del año pasado. Pero cuando lo anticipan suponen que la Corte de Constitucionalidad resolverá muchos de los casos que han trabado el crecimiento económico del país.

El mencionado tribunal ha retardado por años, la resolución de muchos asuntos, mientras ha decidido otros en menos de 24 horas. A tal punto llega la desconfianza en los magistrados que se habla de procesarlos por delitos tales como retardo malicioso en la administración de justicia contenido en el artículo 468 del Código Penal. Otros van más lejos, proponen acusarlos de prevaricación, regulado en el artículo 462 del mismo cuerpo legal. Pues consideran contradictorias e invasivas de competencias ajenas muchas de sus resoluciones. No obstante, es muy difícil hacer prosperar esos deseos, pues los jueces se mueven entre el temor y la falta de compromiso con valores cívicos.

El cambio de funcionarios levanta peticiones de hacer rodar más cabezas para conseguir una política clara en economía. Sin embargo, el nombramiento como ministro de Economía de Acisclo Valladares Urruela, un alto funcionario de varios gobiernos en el ramo, demuestra que la falta de dirección es persistente. Han sido y son los mismos. El país tiene el peor crecimiento económico de Centroamérica porque los que dirigen la economía lo hacen en función de un pequeño grupito, aunque tengan discursos de pequeña y mediana empresas. Por ello, la destitución de Juan Francisco Solórzano Foppa fue bien calificada como anunciada, pues había incomodado a los empresarios que se niegan a tributar, tales como el sector ganadero. Salió del puesto al perder el pulso político frente a esos privilegiados propietarios, evasores de la carga impositiva que se aplica a la mayoría de la población.

Lo mismo sucede en el Congreso. Es de lógica elemental que las granjerías del cargo despiertan la ambición. El nombramiento de Álvaro Arzú Escobar sella el apoyo de su padre, el alcalde de la ciudad, para persistir en la misma política de favorecimiento a una minoría. Para ello se suma una red clientelar, buscando apuntalarla. Así, los augurios políticos hacen suponer la falta de interés por proponer nuevas medidas para solucionar la falta de crecimiento económico nacional. A ver cómo nos va con las cabañuelas.

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