Esclavitud sexual
En septiembre del 2012, 15 mujeres y cuatro hombres maya q’eqchi’ de distintas comunidades de El Estor, Izabal, presentaron su testimonio ante el Tribunal de Primera Instancia de Mayor Riesgo B, como anticipo de prueba.
Las valientes sobrevivientes narraron cómo el 25 de agosto de 1982, sus parejas, 18 campesinos maya q’eqchi’ fueron capturados y llevados al destacamento militar Sepur Zarco. Los acusaron de formar parte o colaborar con la guerrilla y a la fecha siguen desaparecidos. Según se deduce, el crimen de estos campesinos fue esforzarse por gestionar la titulación supletoria de sus tierras ante el Instituto Nacional de Transformación Agraria (INTA).
Posterior a la desaparición de sus parejas las sobrevivientes narraron que fueron sometidas a esclavitud sexual en el destacamento militar Sepur Zarco entre 1982-1988. Y muchas veces fueron obligadas a comprar con sus propios recursos el maíz para alimentar a la tropa, mientras sus hijas e hijos morían de hambre o a comprar jabón para lavarles los uniformes a los soldados.
Las implicaciones psicológicas de la violencia y la esclavitud sexual en la vida de las sobrevivientes son innumerables y conmovedoras. La culpa, la sospecha y la responsabilidad han recaído en ellas. Esos sentimientos fuertemente instalados en las sobrevivientes han provocado en ellas mucha tristeza, aislamiento entre ellas, miedo a revelar las atrocidades que vivieron para evitar la exclusión y los señalamientos a nivel social.
A consecuencia de estos horrores que vivieron muchas de ellas padecen enfermedades de transmisión sexual, dolores crónicos, cáncer, diabetes, enfermedades urinarias, entre otros.
La valentía de estas mujeres es fundamental para desenmascarar el silencio, el miedo y la vergüenza que el ejército guatemalteco pretendió instaurar como parte de las estrategias de represión y control social.
Estas mujeres y hombres sobrevivientes de Sepur Zarco le están demostrando al mundo que es posible vencer el horror del silencio impuesto. Y por medio de sus testimonios se han atrevido a denunciar la perversidad de estas armas de guerra feminicidas y genocidas con que fueron torturadas y torturados. Es de reconocer su firme decisión, la cual aporta en el avance de la justicia transicional en Guatemala.
Sepur Zarco es un caso emblemático para Guatemala y para el mundo en la lucha contra la violencia y esclavitud sexual.