MACROSCOPIO
Están tratando de dividir
Ahora se viene la discusión sobre la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. Esa iniciativa tiene reformas a 75 artículos y muchas de estas son verdaderamente novedosas, además de atinadas. Destacando algunas de ellas, tendríamos por ejemplo la validación del voto nulo, que sea como un rechazo a la clase política, no como ahora, que favorece a los candidatos que van punteando. Si los votos nulos superaran a los votos obtenidos por los partidos, se deberían repetir las elecciones con nuevos candidatos, extremo que les para el pelo a los políticos tradicionales.La otra reforma propuesta es la de una sola reelección para los diputados, a lo que se debería añadir la necesidad de que la mitad de diputados se renueve a medio período, así el pueblo medirá su gestión votándolos o botándolos, no como dice el dirigente de la UASP, que los diputados deben permanecer en el Congreso 20 años. Lógico, él, sin ninguna calificación, ha sido asesor de una diputada que ya lleva varios períodos.
La más novedosa viene a ser la activación de comités cívicos en los que ciudadanos probos y capaces podrían entrar a la contienda sin contaminarse con políticos mañosos, y además no tendría que pagar el derecho de piso que sabemos que en la mayoría de partidos se paga, principalmente si lo colocan entre los primeros tres. Las cuotas, según he sabido, van más allá del millón, y los que lo pagan saben que lo recuperarán, no precisamente con su sueldo.
Lamentablemente se dejó el tema del famoso Listado Nacional, donde los ciudadanos están obligados a votar por alguien cuyo nombre nunca oyeron y menos alguna mención a sus méritos; de la misma manera, no se redujo el número de diputados, pero por lo menos quedó en una cantidad fija.
La de arena: se ponen límites al financiamiento de campaña y se aumenta la fiscalización; la de cal: se aumenta el monto que recibirán los partidos por voto obtenido.
Todo iba bien hasta que llegamos al artículo 10: este prácticamente lo que pretende es hacer una división de la población al fijar cuotas de poder. Dice el artículo citado: “Para integrar todos los órganos partidarios se deberá incluir en forma igualitaria a mujeres indígenas, ladinas y mestizas, y hombres indígenas, ladinos y mestizos en forma proporcional a la composición del distrito electoral correspondiente, de acuerdo con los datos del último censo nacional de población. El orden deberá alternarse entre mujer y hombre, de manera que a una posición ocupada por una mujer siga una posición ocupada por un hombre o viceversa, y así sucesivamente, para que mujeres y hombres participen igualitariamente en cuanto a número y posición”.
Esta disposición, además de crear un tremendo divisionismo ante la población, es discriminatoria, racista y peyorativa. Discriminatoria, pues limita la participación tanto de hombres como de mujeres, que ya no podrán participar al llenarse los cupos.
Racista, pues la definición de la pureza étnica, de si se es mestizo o ladino, no se detalla en ningún censo por ADN, sino por el criterio del censor, y muchos exigirán algún tipo de certificación que no sé cómo se podría implementar un organismo, clínica u oficina que extendiera certificados equivalentes a un pedigrí. Ya imagino gente diciendo, ese no es indígena, ese no es ladino.
Peyorativa, pues menosprecian tanto la capacidad de mujeres e indígenas al fijarles cuotas, como si ellas y ellos no tuviesen las condiciones de aptitud para alcanzar un cargo público por sí mismos.
Lejos de tratar de aumentar la unidad nacional, están tratando de dividir.