HAGAMOS LA DIFERENCIA
Este Estado es obsoleto
Al analizar la posición geográfica privilegiada del país, los recursos naturales con que cuenta, la diversidad biológica, la abundancia de ecosistemas existentes, podemos asegurar que Guatemala es “un país con gran potencial”. A pesar de los escenarios pesimistas que muchos expertos han modelado para la economía, esta nación ha sabido sobreponerse y ha vencido los efectos de los saqueos que los políticos han realizado. El año pasado, la población se volcó a la plaza central para exigir cambios, lo que provocó la renuncia del presidente y de la vicepresidenta y dio lugar a un gobierno de transición que pasó sin pena ni gloria. Los votantes se decantaron por un candidato no tradicional y eligieron a Jimmy Morales como presidente.
El pueblo esperaba cambios, se esperaban acciones contundentes de parte del Organismo Ejecutivo, lo que no ocurrió. El presidente, en lugar de asumir un rol estratégico, ingresó en el quehacer diario del país, convirtiéndose en un verdadero apagafuegos. Como expresó Albert Einstein: “Es una locura seguir haciendo siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. El problema radica en esto, el Estado quiere seguir haciendo lo mismo, bajo las mismas estructuras, con los mismos procesos, con instituciones anacrónicas, con las mismas costumbres. Los actores de siempre han logrado mantener el status quo, como en el pasado. Es inaudito ver de nuevo a actores como Joviel Acevedo amenazando a las autoridades del Ministerio de Educación. La estructura actual del Estado es obsoleta e inoperante. Existe duplicidad de funciones, baja productividad, ejecución poco transparente del presupuesto; se tiene un presupuesto estatal rígido, comprometido en más del 90%, con poco margen de maniobrabilidad, que se utiliza en gran proporción para administración, quedando relegada la inversión. No importa cuánto aumente el presupuesto, los resultados seguirán siendo los mismos, pues queda poco para hacer cosas novedosas.
A pesar de que han pasado ocho meses, es aún tiempo de hacer cambios en el país. Para ello el presidente debe sacudirse de la rosca que lo ha eclipsado, para ver la realidad nacional y atacar la problemática de fondo. Debe rodearse de un grupo de notables sin intereses individuales, que busquen hacer una verdadera propuesta de reingeniería del Estado. Por la forma como llegó al poder, no deberían haber compromisos, y si los hay, deben romperse para bien del país. Existen instituciones y ministerios cuya incidencia en el país es casi nula. Además de algunas instituciones inoperantes, nacen nuevas para aumentar la burocracia. Sin embargo, hay Ministerios que cumplen servicios vitales que deben ser fortalecidos como el de Salud Pública y Asistencia Social, el de Educación, el de Gobernación y el de Agricultura, a los que se pueden adicionar actividades de otros ministerios como el de Deportes, de Economía, de la Defensa, etc.
No es coherente retirar la “Reforma Tributaria” y al mismo tiempo elevar el presupuesto del 2017 en Q8,500 millones más, lo que debe cubrirse con más “deuda”. Se necesita buena administración que garantice utilizar eficientemente los recursos, pero para ello también debe reformarse la Ley de Contrataciones del Estado, pues está diseñada para no operar, siendo exagerados los plazos y procedimientos. Urge una reingeniería estatal, “Rómpalo y hágalo de nuevo, debería ser el lema”. Recomendable sería que el presidente analizara el final de su película Un presidente de a sombrero.
samreygo@yahoo.com