FaroLa globalización de la guerra
Estando concebidas como estrategias multinacionales las guerras han sido absorbidas por el fenómeno de la globalización. Se han convertido en campos experimentales de tecnologías y están vinculadas con la destrucción selectiva y masiva de los sistemas sociales de producción y reproducción, con estrategias financieras de recapitalización, desarrollo industrial e inserción en el sistema del mercado mundial.
Son guerras globalizadas porque son dirigidas, tanto tecnológica como administrativamente, con los sistemas electrónicos de comunicación de la aldea global. La Guerra del Golfo Pérsico inauguró las escenas de bombardeos dirigidos a través de aparatos de vídeo con rayos láser instalados en los propios misiles.
Esto significó una nueva y revolucionaria estructura de las técnicas de destrucción y de reproducción visual, dando cumplimiento a la síntesis futurista de la guerra y el espectáculo, marcando de esta manera el fin de la era de las ideologías.
Consideradas en su conjunto, las guerras de la postmodernidad arrojan un terrible balance destructivo. En los Balcanes se utilizaron bombas teledirigidas con materiales radioactivos de efectos ecológicos letales a largo plazo.
En Chechenia la guerra se convirtió en la síntesis de la brutalidad inherente a la limpieza étnica y el genocidio a gran escala perpetrado en los Balcanes, Ruanda, la Guerra del Golfo Pérsico y Serbia, y en esta medida ha sido la expresión culminante de las nuevas guerras mundiales. Afganistán supone la síntesis del espectáculo y de la censura total, la redefinición de la guerra como operación tecnológica indefinida tras bastidores de un control absoluto de la opinión pública.
En los finales del siglo XX las transiciones democráticas en el Tercer Mundo han sido peligrosamente limitadas o desplazadas por la corrupción política y la extensión de la pobreza letal a la escala de un verdadero genocidio macroeconómico de baja visibilidad.
Contrario a la ansiada congelación del armamento nuclear se ha abierto un mercado negro tanto de uranio y plutonio, como de técnicos y tecnologías nucleares, convirtiéndose en un negocio tan sólidamente afianzado como el ilegal mercado de narcóticos y de armas convencionales.
Alrededor de esta economía de la muerte se han creado nuevos Estados nucleares, como Corea del Norte, Israel, India y Pakistán, seguidos a pocos pasos por Irán e Irak. El chantaje planetario del holocausto nuclear no ha sido eliminado de la historia humana por el solo hecho de que sus signos visibles hayan sido ocultados de las pantallas. Sólo se ha transformado.
Se han sofisticado técnicamente los dispositivos balísticos y antibalísticos intercontinentales. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki no anunciaron el final de todas las guerras, como pretendían sus agentes políticos y su burocracia tecnocientífica. Más bien significó la transformación de la civilización en un estado permanente de guerra mundial; el peligro que pronosticaban los opositores del proyecto Manhattan en la década de los cincuenta.
Píldora de humor.
-Doctor, me he caído y me duelen mucho las piernas.
Después de examinarlo el doctor le dice:
-No se preocupe, no es nada, dentro de unos días usted estará trabajando.
-Caramba doctor, que maravilla, además de curarme me dará trabajo.