Feliz año 2015

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Al ser un sexagenario y tener una participación activa a veces adelante, a veces atrás de candilejas del proscenio de vida en la ciudad o en el campo. En mi mente puedo retrotraer  los hombres del pasado, que dejan lugar a nuevas generaciones y mantienen la esperanza cada fin de año en Guatemala.

Las actitudes de mis paisanos, entre la inteligencia y la ingenuidad, formaran día con día las experiencias que en el 2015 puede hacernos un pueblo próspero. Reduciendo al mínimo o nulificando cualquier insidia sobre los demás, tengo la seguridad de que 2015 será para todos un año con muchas bendiciones.

Tendríamos que ser muy acuciosos para entender todos los matices de nuestras experiencias de vida. Entender las necesidades de todos en el orden espiritual, social, cívico o material es incierto. Pero la idealización de un futuro próspero debe estar presente siempre en la mente de todos.
Cuando nací,  mi patria era gente común,  fácilmente reconocible unos y otros. Hoy, al esperar el 2015, veo la psicología de cada uno de mis coetáneos reflejada en un sinnúmero de coterráneos.

El decir de Alfred Harry: “Todo hombre puede demostrar su desprecio por la crueldad y estupidez del universo convirtiendo su propia vida en un poema de la incoherencia y el absurdo”. Ese decir que modificó la vida de muchas personas;  lo llevó a él  a la muerte a sus 34  años, en un mundo de pobreza e inmundicia.

Nada de lo que diga retrata los problemas más profundos de los guatemaltecos, ni siquiera su realidad superficial, así como ninguna de las filosofías puede explicar la realidad del hombre actual.

Cuando las motivaciones pierden importancia, cuando sentimos angustia por la condición humana, cuando la vida carece de sentido y tiene que crear cada uno de sí mismo las fuerzas para la superación de todo pesimismo, entonces nace la esperanza en un 2015 venturoso.

La esperanza del guatemalteco es inmortal, como lo dice la última oración de nuestro himno, porque renace con la llegada de cada año. Muchas experiencias del 2014 ya no nos acompañarán en el próximo año porque dejaron de ser útiles o nos trajeron grandes lecciones de vida al no imitarlas más.

Los tiempos para los jóvenes son difíciles, pero interesantes. Así fue para la gente de mi generación, las anteriores y las futuras. A veces lo frustrante de la vida nos llevará a amarla.

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