PLUMA INVITADA
Guatemala y la UE, relación enriquecedora
La Unión Europea, una asociación libre entre países democráticos y de economía de mercado, nació como reacción a los desastres del los conflictos mundiales del siglo XX, tuvo desde el inicio el objetivo de eliminar para siempre las raíces de los conflictos entre los países europeos, creando un gran espacio de estabilidad y bienestar.
Objetivos plenamente alcanzados: sesenta años más tarde, no solo el nivel de vida de los europeos ha mejorado espectacularmente, sino que a los seis países originales se unieron otros veintidós, y muchos que se adhirieron más tarde al proceso de integración vieron sus niveles de vida acercarse mucho al de los países fundadores, gracias a un desarrollo compartido y evidente.
El germen de la identidad exterior de la Unión Europea está presente en el inicial Tratado de Roma, con una política en el ámbito de la cooperación al desarrollo, aunque durante las primeras décadas nos dedicamos esencialmente a construir nuestro gran edificio común.
La presencia europea se hizo notar en Centroamérica ya en la década de los ochenta y aún más en el período sucesivo al fin de los conflictos armados.
Una relación entre dos asociaciones de países que estaban quizás en un estado diferente de desarrollo, pero unidos por una voluntad común de desarrollar democracia, estado de derecho y una economía de oportunidades.
En este sentido, el Acuerdo de Asociación entre nuestras dos regiones, en vigor desde 2013, fue la culminación de un camino lógico y convergente: sus resultados arrojan un balance muy positivo para los países centroamericanos, que han aumentado mucho sus saldos comerciales positivo con Europa, Guatemala más que otros.
La cooperación de la UE con Guatemala se caracteriza por un compromiso financiero importan te, no disminuido incluso en los momentos más agudos de nuestra crisis económica y atención a temas tan cruciales como gobernabilidad, lucha contra la desnutrición, emprendedurismo, desarrollo respetuoso de los derechos. Los objetivos e instrumentos de dicha cooperación son pactados con el Gobierno de Guatemala, con el cual trabajamos intensamente en el seguimiento de los programas acordados. A veces nos gustaría que dichos programas se desarrollaran con menos dificultades, pero no olvidemos que hablamos de temas complejos.
Cuando se habla de sesgo en la acción de la cooperación europea, quien lo demuestra es quien lo menciona, normalmente sin saber. La Unión Europea está compuesta por veintiocho países con gobiernos de diferente color y orientación en un equilibrio constante determinado por los que son nuestros únicos y verdaderos pilares: la democracia, el estado de derecho y la búsqueda de la prosperidad económica. Asociar esta realidad a una ideología política determinada revela un profundo desconocimiento de la realidad europea, probablemente intencionado. Estos principios nos guían también en nuestra acción exterior, siempre concertada con los gobiernos locales.
La crisis sucesiva a 2008 y la situación migratoria han ciertamente puesto a prueba nuestro modelo de integración, y han aumentado las críticas legítimas de algunos de nuestros ciudadanos: normal en democracia. Eso no quita que veintisiete de nuestros gobiernos, electos por los ciudadanos, hayan reafirmado su compromiso con el fortalecimiento de la Unión y el único país que ha decidido dejarla esté negociando con nuestro bloque una relación fuerte.
La Unión Europea seguirá trabajando con Guatemala para conseguir juntos los objetivos acordados para nuestra relación.
* Embajador de la Unión Europea en Guatemala